Soldano recordó el día que, con seis años, faltó al cole para ver a su ídolo en Japón. El delantero debe ser finalizador de jugadas, aunque no sé si como el Loco, eso es mucho, dice…
Cuando Martín Palermo tocaba las puertas del cielo y llevaba a Boca a lo más alto del mundo luego de convertirle un doblete al Real Madrid en el 2000, Franco Soldano tenía seis años. “Pero me acuerdo de todo, ¿eh? Lo que pasa es que ésa es la época en donde uno empieza a darse cuenta de un montón de cosas y va sintiendo el fanatismo por el fútbol”, le dice a Olé quien ahora usará la 9 (por lo menos en la Libertadores) que en algún momento utilizó uno de sus ídolos. ”Palermo era una referencia, sobre todo porque yo era chico, pero ya entendía lo que es el deporte y lo vi a él”, completa el Principito, como le decían de pibe que llegó a préstamo por un año y medio de Olympiacos a cambio de U$S 300.000, con una opción de compra de cinco palos. Y que además podría hacer su debut vs. Aldosivi.
-Darío Forestello (NdeR: lo hizo debutar con 15 años en Unión de Sunchales) dice que sos goleador como Palermo…
-Yo digo que el delantero debe finalizar jugadas, no sé si como Palermo, eso es mucho. Me considero un gran jugador de equipo que aporta a nivel defensivo y que es ordenado. Me gusta ser descarga de los volantes y hacer que los creativos queden de frente al arco. Pero sé que hay que terminar las jugadas y hacer goles.
-Bueno, el buen juego área que tenía Palermo vos lo tenés…
-Es algo que me caracteriza, sí, me siento cómodo con el juego aéreo, lo trabajo y lo he tratado de perfeccionar. Trato de sacar ventaja en eso. Creo que como centrodelantero tengo que aprovechar eso tanto en ataque como para dar una mano en defensa.
-Reconociste que sos hincha de Boca y te debés acordar qué gol gritaste más de Martín, ¿o no?
-¡Los dos que le hizo al Real Madrid! Me acuerdo que yo era muy chico, pero ese partido fue una locura y grité los goles como nunca. De hecho, recuerdo que me levanté temprano para ver el partido y hasta creo que pegué el faltazo a la escuela, je.
-Y ahora que te tocó venir, ¿qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza cuando te dijeron Boca?
-Que sea Boca fue una de las únicas razones por las que volví. Los primeros seis meses en Grecia fueron muy buenos y eso que siempre se necesita un período de adaptación. Pero cuando surgió esta posibilidad me interesó porque quería aprovechar la chance. Soñaba esto y hasta pagué un precio por venir…
-¿Cómo es eso?
-En Grecia me estaba preparando para la Pre-Champions, un torneo muy importante, pero cuando dije que quería ir a Boca no me dejaron jugarlo.
-Además de que era Boca, ¿cuánto tuvo que ver Alfaro? Ya te quería en Huracán.
-Imagino que bastante. Gustavo me conoce mucho a mí, pero también conoce mucho a Madelón, que fue el DT con el que mejor nos entendimos en Unión y que fue un padre futbolístico para mí. Y creo que con Alfaro me puede pasar lo mismo.
-Cómo hincha, ¿te motiva más jugar con De Rossi o con un ídolo como Tevez?
-¡Con los dos! Esto es un sueño. A ellos, y también a Mauro (Zárate), Wanchope, Paolo y un montón más, hace cinco años los miraba por la tele y hoy son compañeros.
-¿Hablaste con Tevez?
-Sí, me recibió muy bien al igual que el resto. Mucha humildad. Además de hablarme en la cancha, me transmitió un montón de cosas de Boca que seguramente me van a ayudar.
-En ese sentido, ¿qué es lo más te sorprendió del Mundo Boca?
-Ya en Grecia, cuando apenas se mencionó mi nombre para venir, mis compañeros, muchos de ellos jugadores de selección en sus países, ya me pidieron camisetas y entradas para ir a la Bombonera cuando vengan. Eso, sumado a que me explotó el teléfono, más la prensa, es una locura. Igual, voy a ir entendiendo este mundo cuando me meta más.
-Vas a usar la 27 en el torneo, pero la 9 que Pipa dejó en la Libertadores, ¿eso te pone la vara aún más alta?
-La vara en Boca siempre está altísima. Darío es un jugador que le dio muchísimo al club y a quien también admiro. Acá hay una competencia interna que te hace crecer como jugador. Te hace reflexionar y esforzarte más.
-¿Por qué la 27?
-Es el número que usé en Unión y buena parte en Grecia, porque cuando llegué no estaba y me dieron la 29. Es por mi mamá, que ya no la tengo, es la fecha de su cumpleaños.
-Cuando festejás los goles mirás hacía el cielo, ¿es por ella?
-Sí, hoy lo que más quisiera es poder tenerla en la platea, pero no puedo… Aunque como digo, yo la siento conmigo siempre.
-¿Ya pensaste en tu primer gol en Boca?
-Hay que ir de a poco: primero adaptarme, ganarme un lugar y después llegará. Cuando aún no había marcado en Primera siempre pensaba en eso y soñaba con un gol lindo, pero el mío fue horrible, le pegué mal, me la llevé por delante, je.
-¿Te llamó Gallardo para ir por Alario?
-Conmigo no habló nadie, pero sí sondearon a mi gente. Ya que un club tan importante como River me haya tenido en cuenta, es un logro. Pero como digo, no me llamaron como sí lo hizo Nicolás (Burdisso) y Aníbal (Matellán). Hoy estoy cumpliendo el sueño de estar en el equipo más grande de todos.