Hace 13 meses y medio, Central Córdoba, de Santiago del Estero, jugaba el torneo Federal A. El 22 de abril de 2018 venció a Defensores de Villa Ramallo y subió a la B Nacional. Ayer, en Junín, derrotó a Sarmiento en una definición por penales (5-4, luego de empatar sin goles en el tiempo regular) y participará en la primera A después de 48 años.
La del Ferroviario -así le dicen al club fundado hace casi un siglo- es una historia de fábula con varios nombres propios. Uno es el del gobernador, Gerardo Zamora. Santiago -escrito así, en grande- es el auspiciante de la camiseta. Hay quienes dicen que Central Córdoba es “un equipo político”, por los recursos provinciales destinados al club. En rigor, todos los clubes santiagueños reciben dinero. A comienzos de año, el gobernador se sacó una foto con los 13 equipos de la provincia que competirían en el Regional Federal Amateur. Los 13 tenían el logotipo de la provincia. Zamora, incluso, felicitó desde su cuenta oficial de Twitter a Central Córdoba por el centenario, celebrado en la última semana. Lo mismo hizo el vicegobernador, José Emilio Neder. Hace unos años, en 2013, Zamora se jactó de hacer del deporte una “política de Estado”.
Los vínculos del Ferroviario con el gobierno provincial no terminan en la camiseta. El presidente del club es el ingeniero José Félix Alfano, que también encabeza el Consejo Provincial de Vialidad, desde 2009. Su designación fue firmada por el gobernador de entonces… Gerardo Zamora. Alfano, según medios santiagueños, intervino como profesional en obras trascendentes para el deporte en la provincia, como el autódromo de Termas de Río Hondo.
La fábula deportiva del equipo coincide con la presencia de dos santiagueños en el cuadro jerárquico de la AFA. Uno es Pablo Toviggino (nacido en Rosario, pero santiagueño por adopción), que hoy es el secretario ejecutivo de la AFA y mano derecha de Claudio “Chiqui” Tapia, el presidente. Toviggino, además, maneja todo el fútbol del interior como autoridad máxima del Consejo Federal. Su primer cargo importante fue el de presidente de la Liga Santiagueña, al que accedió en 2013 como dirigente de su club, Comercio Central Unidos.
El otro santiagueño en el cuadro de honor de la AFA es Guillermo Raed, presidente de Mitre, el acérrimo rival de Central Córdoba. Raed, empresario del rubro bebidas y dueño de Secco, una de las marcas que más patrocinaron a los conjuntos del ascenso en los últimos años, es vicepresidente tercero de la AFA.
Central Córdoba llega a la Superliga, que lo enfrentará con gigantes, como Boca y River, de los cuales lo separan millones de pesos de presupuesto. Un detalle: cuadruplicará, como mínimo, sus ingresos por televisación. Hasta ayer, en la B Nacional, percibía 1,5 millones de pesos por mes. Al contrario de otros ascendidos de los últimos años, el Ferroviario puede jactarse de subir con las cuentas en orden: su último balance dio un superávit de más de 2.000.000 de pesos. Los socios, como en muchos clubes del interior, son su principal fuente de dinero.
Si bien en la temporada próxima tendrá su bautismo en la Superliga, esa no será su primera vez contra los grandes. Ya lo hizo en 1967, cuando la AFA creó el Campeonato Nacional y pudieron participar clubes indirectamente afiliados. Los santiagueños recibieron el primer gol del torneo, anotado por Jorge “Indio” Solari para River. Su segunda intervención en la elite se dio en el Nacional de 1971, cuando le arrancó un empate a Estudiantes de La Plata, por entonces subcampeón de América.
El ascenso de los santiagueños tiene responsables también en la cancha, claro. Por un lado, el cordobés Gustavo Coleoni, un entrenador cuya foja de servicios incluye más de 300 partidos en el Federal A y que había dirigido apenas a Ferro y Santamarina en la B Nacional. Encontró la gloria en Central Córdoba, con un estilo que privilegia el ataque y la verticalidad. El ojo de Coleoni sacó lo mejor de varios de sus futbolistas. A Nahuel Luján lo había tenido en Santamarina y lo llevó a Santiago. A Alexis Ferrero, un veterano que pasó por River y Colón, lo transformó en su capitán. Hugo Vera Oviedo se fue de Ferro para ascender en el otro club ferroviario. Santiago Gallucci Otero, como tantos otros juveniles, nunca tuvo lugar en River, que lo formó. Deambuló. Godoy Cruz. Douglas Haig. Unión Española, de Chile. Cruzó la cordillera en febrero de este año seducido por el llamado de Coleoni, el entrenador que lo llevaría a la Superliga. Y los goles: Javier Rossi gritó 10; Diego Jara y Luján aportaron 6 cada uno.
El ascenso de Central Córdoba no podía caerle mejor al gobierno de Santiago del Estero, que construye el Estadio Único con capacidad para 28.000 personas -casi el doble que la del Alfredo Terrera, la casa del Ferroviario- y aspira a hospedar la Copa América en 2020. Ahora, ese mismo escenario, cuyo presupuesto fue ampliado este año y trepa a los 1454 millones de pesos, podría recibir a River o Boca en la próxima temporada