La sacó baratinha

0
520

A River le costó hacer pie en Curitiba, jugó el último cuarto de hora con una menos y perdió 1-0 por el gol de Ruben. Ahora, debe dar vuelta la final en el Monumental.

El primer capítulo de la historia de la Recopa la escribió Marco Polo. Perdón, Marco Ruben. Fue el delantero argentino, el terror de los dos equipos más grandes del fútbol Argentino (cuatro a Boca, uno este miércoles por la noche), el que le puso punto final a la seguidilla de inicios invictos de Napoleón en duelos de ida y vuelta y el que le complicó la vida a River. Porque Athletico Paranaense fue un palo en el camino del de Núñez, que nunca logró entrar en partido, que hizo agua por las bandas y que si no se fue con un resultado más abultado se debió a que Franco Armani volvió a ser el arquero de las atajadas heroicas. Y por eso mismo la serie todavía está abierta y el Monumental espera…

No pudo hacer pie, como se suponía. Pero no fue el césped artificial el principal problema para River: la realidad es que se le cruzaron un par de inconvenientes futbolísticos. Uno, la falta de de contención en el mediocampo, con Enzo Pérez intentando tapar huecos a las espaldas de Palacios y De La Cruz, y los laterales sufriendo porque no recibían apoyo mientras Athletico llegaba con mucha gente rápida por las bandas.

Lucho González parece un pibe de 38 a la hora del sacrificio y de apretar bien arriba, pero tiene toda la experiencia de un tipo de su edad cuando tiene que clarificar el juego. Por eso el conjunto brasileño apretó rápido a los del Muñeco y hasta le generaron dos clarísimas (bien Armani en ambas) en el arranque nomás. Y si el gol llegó fue porque el de Curitiba lo buscó con pases en cortada, a espalda de los laterales y centrales, tal como se gestó ese hermoso 1-0 de Marco Ruben, con puro olfato de goleador.

Después de eso, River pareció entrar en partido: Nacho Fernández se mostró con la 10 pero De La Cruz no lo supo acompañar -tampoco tomó buenas decisiones- y Matías Suárez tampoco fue referencia de pase en ataque. Por eso es que el camepón de América sólo inquietó con un remate desde afuera de DLC que tapó con suspenso Santos. Después, estuvo demasiado inconexo.

Entonces no extraño que MG moviera fichas para encontrar respuestas: lo bajó a Palacios al lado de Enzo, dejó a Pratto solito arriba (Suárez pasó a volantear por izquierda) para endurecer el mediocampo y evitar que el local siguiera entrando como pancho por su casa por las bandas. ¿Funcionó? Poco y nada. Es que Rony y Renan Lodi se hicieron un festín con Mayada, Nikao lo mismo con Casco y por eso Paranaense volvió a arremeter hacia el arco de River. Pero Armani nuevamente le puso el pecho y las manos al asunto: enorme tapada a Lodi y seguro siempre en las pelotas paradas. Justamente esa vía fue la única que los del Muñeco pudieron utilizar aunque sin demasiado peligro. Y un claro ejemplo de que la cosa pudo ser mucho peor fue esa roja de VAR para Casco que terminó de desencajar a una defensa indefensa…

Más allá de la bronca que le quedó a River con Roldán por esa jugada y la que no revisó tras el desvío del remate de Palacios, la realidad es que estuvo lejos del fútbol total que mostró hace una semana frente a Atlético Tucumán. Por eso es que si bien se fue con una derrota, la visita a Curitiba le salió baratinha. Muy baratoense…

Ahora, deberá ganar en el Monumental por un gol para llevar la final a penales o por más de un gol para dar la vuelta en su cancha. Si empate o pierde, el campeón será Athletico Paranaense.