Vélez ganó y será rival del Xeneize

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Vélez le ganó con comodidad a Lanús, a pesar de jugar casi 35 minutos con uno menos, y se medirá con Boca en los cuartos de final. Después de haberse expresado en su contra, el Amalfitani recibirá a Mauro nuevamente el próximo domingo.

La victoria de Vélez en La Fortaleza, por 2-1, ya había dejado a los de Gabriel Heinze en una posición muy cómoda para la vuelta en el Amalfitani. Y los de Liniers, como se podía esperar, le sacaron jugo en su casa: vencieron por 2-0 (4-1 en el global) a los de Luis Zubeldía y se medirán con Boca en cuartos de final. Ahora, el verdadero centro de atención estará en el regreso de Mauro Zárate a la cancha del club que lo formó como futbolista el próximo domingo. El delantero, al que la hinchada trató de traidor sobre el cierre, ya avisó: “Va a ser algo muy lindo volver al estadio que me vio nacer”.

El Fortín salió a proponer desde un inicio y no tardó en imponer su idea. Leandro Fernández, que había avisado en los primeros minutos, abrió el partido con un sutil toque después de que Agustín Bouzat recuperara en su campo y asistiera a su compañero con un gran pase largo. El encargado de estirar la ventaja fue el mismo Chiqui, luego de picarle la pelota a Matías Ibañez en un mano a mano poco antes del descanso. Un dato llamativo es que el zurdo le había hecho tres goles al mismo rival en la última fecha de la Superliga, en el mismo estadio.

La reacción anímica del Grana llegó en el segundo tiempo. De hecho, mientras no paraba de presionar al local, un ataque generó la expulsión por doble amarilla de Lucas Robertone. Una clarísima para la visita llegó gracias a una volea de Lautaro Valenti, que Lucas Hoyos desactivó con una gran atajada. Igual, Heinze se dio hasta el gusto de darle minutos en el complemento a Matías Vargas para que se siga poniendo a punto tras su lesión en el tobillo izquierdo. Tan cruzado fue el partido para los del Sur que hasta José Sand, con un Hoyos totalmente vencido, se perdió un insólito gol abajo del arco. La tribuna del Fortín, mientras se bajaba el telón del encuentro, se olvidó de lo que pasaba en la cancha y empezó a disputar el cruce con el Xeneize apuntando directamente a Zárate con sus cantos.