Una victoria llama a otra victoria, decía el gran Bianchi siempre. Y se repite seguido, porque la confianza es clave en el fútbol. Boca volvió a ganar y hasta a golear, aunque eso no signifique que no haya pasado sobresaltos en Tucumán. Es más, perdía 1-0 y San Martín lo dominaba con empuje y amor propio. Hasta que equilibró Wanchope y el lujazo de Bebelo Reynoso abrió el camino a la goleada. Ese 4-1 le dio el cupo a la Libertadores 2020 y más: seguir a cinco de River y casi garantizarse el tercer puesto que da la clasificación directa a fase de grupos. Además, sentenció an San Martín de Caruso.
Alegría de Boca a pura contundencia y también sufriendo en el fondo. Porque Boca sigue mostrando su capacidad de definición arriba con jugadores de jerarquía pero también sufre atrás: le llegaron mucho, incluso tuvo salvadas en los postes y aun cuando estaba en ventaja. También Andrada se lució en alguna, mostrando un nivel de Selección, a la que se sumará en Madrid.
Pero claro que sirve ganar, para reforzar ideas, fortalecer al grupo y ayudar a marcar al rumbo. Sumó minutos Bebelo Reynoso haciendo su primer gol oficial en Boca, Villa volvió a lastimar por derecha especialmente en el 1-1, Wanchope convierte cuando juega, Nández mete y juega… Claro que quedarse con eso, sólo con el resultado, no sería bueno para Alfaro: Boca lastima adelante y eso es un gran plus, pero muchas veces sufre más de la cuenta en el fondo.
Entró Tevez y jugó un rato. También Benedetto, para no perder ritmo. Boca se fue feliz de Tucumán, más allá de los sobresaltos con una línea de cuatro que se va conociendo (Buffarini, López, Izquierdoz, Mas). Ganó en tranquilidad, sigue sumando y armándose, ya se aseguró la Libertadores 2020 y armándose para ésta que viene jugando, que es la que más importa.