No fue la noche de Boca. O mejor dicho, fue la noche en que se despidió de la chance de pelear el Tri: las matemáticas le dan, sí, pero está a diez de Racing y Defensa, los punteros. El sueño era que la semana fuera perfecta, ganarle a Atlético y el domingo a uno de los punteros, pero el 1-2 en la Bombonera fue casi como el golpe de gracia.Los tucumanos no perdonaron dos errores, generaron más chances y se llevaron los tres puntos para el norte.
Boca perdió en el primer tiempo, paradójicamente en el que mejor jugó más allá de que le llegaron. En el ST metió un gol cada uno pero al equipo se lo notó nervioso, sin claridad, sin fútbol. Y pagando caro la equivocación de Izquierdoz, con una definición exquisita de Barbona, que terminó en bailecito en plena Bombonera. Parecía que se lo llevaba puesto cuando lo empató de guapo Wanchope, pero enseguida llegó el 2-1 y fue puro desorden. Zárate entró por Reynoso y el dibujo fue 4-2-3-1, con Abila de punta; al toque del empate salió Tevez y se metió en cancha Benedetto; y con el 1-2 ya estaba Pavón. Es decir, con Pavón, Benedetto, Zárate y Wanchope, Boca no pudo meterla y tampoco ni cerca estuvo.
Estuvo frágil en lo defensivo el equipo, que ahora deberá pelear en las seis fechas que quedan por un cupo de Libertadores: perdió con un rival directo que lo alcanzó y le lleva tres a Huracán, cinco a River y hay otros en la lucha. ¿Cómo se explica esta caída? No hubo funcionamiento colectivo, no engranaron los jugadores ofensivos, no hubo generador de juego y en el fondo, con un mediocampo que era sencillo de atravesar, el sufrimiento se potenció.
Venía entusiasmado Alfaro, también los jugadores, por la chance que había de aspirar al Tri, de pelear desde atrás por el campeonato. En el partido que faltaba recuperar del semestre pasado, Atlético Tucumán, su verdugo de los últimos años, le hizo un bailecito de despedida.Adiós chance de ser campeón, ahora a pensar en la Libertadores, en el cupo y en la que empieza el 5 de marzo.