La conmoción sacudió el mundo del fútbol este martes, ante la noticia de la desaparición de Emiliano Sala. El futbolista argentino de 28 años viajaba en un avión rumbo a Gales cuando la nave perdió el rumbo. Ahora, la Guardia Costera local y la Marina Francesa buscan desesperadamente el “Piper Malibu”, el aeroplano que trasladaba al santafesino que iba a hacer su presentación como nuevo refuerzo del Cardiff City este mismo martes.
Sala se convirtió en uno de los delanteros sensación del fútbol francés en el último tiempo. Jugando para el Nantes, lleva convertidos 12 goles en 19 partidos esta la temporada. En la Ligue 1, sólo anotó un gol menos que Neymar, dos menos que Edinson Cavani y cinco que Kylian Mbappé, máximo goleador. Su tremendo presente lo trasladó al fútbol inglés, donde el Cardiff pagó 17.000.000 de euros por él.
La historia de Sala es la de un pibe nacido en Cululú, un pueblo chiquito de Santa Fe, que se fue de la casa a los 15 años con el sueño vivir de la pelota tras jugar y crisarse en San Martín de Progreso. Su padre era camionero, su madre lo acompañó a todos lados y en su casa nunca sobró nada. Después de tanto pelearla y ya convertido en un trotamundos del fútbol, firmó su primer contrato en el Bordeaux de Francia a los 20 años. Su ídolo siempre fue Gabriel Batistuta, aunque varias veces reconoció su debilidad por Carlos Tevez y por Sergio Agüero. Además, es hincha de Independiente, club en el que varias veces declaró que le gustaría jugar.
“Nunca sabemos qué puede ocurrir mañana”, había declarado en el 2017 en una entrevista cuando le preguntaron la razón por la cual no había abandonado sus estudios mientras empezaba su carrera como futbolista. “Me encanta disfrutar todos los días, las cosas pasan cuando no lo esperas”, había destacado hace menos de dos años.
Pero no todo es fútbol en la vida de Sala, también amante del tenis, lector empedernido y cinéfilo de a ratos. Su historia de vida forjó en él un carácter combativo y guerrero. Luchador dentro de la cancha y fuera de ella, se consolidó en el fútbol francés y pasó por otros tres clubes, el US Orleans, el Niort y el Caen, antes de romperla en el Nantes.
El lunes Sala había ido al centro de entrenamiento de su antiguo club para buscar sus últimos objetos personales. El martes se subió al avión que lo llevaba a cumplir su sueño de jugar en el fútbol inglés y nunca aterrizó. Mientras todos cruzamos los dedos y esperamos por un final sin tragedia.