Volver a confiar

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Sin los mellizos Barros Schelotto en el banco, sin Páblo Pérez en posición de cerebro y sin la tracción a sangre de Nahitan Nández, el gesto de volver a confiar en la gloria madura de Fuerte Apache es un síntoma ¿de qué? De necesidad. En pocas palabras: hay que confiar en alguien.

Temporada Mar del Plata 2019 Boca vs Union en la ciudad de Mar del Plata. 16.01.2019

“Que de la mano, de Carlos Tevez…”. El canto de los hinchas-turistas en Mar del Plata musicalizando la primera previa de 2019 con una canción de 2004, da para pensar en varias cosas. En primer lugar en las ausencias. Sin los mellizos Barros Schelotto en el banco, sin Páblo Pérez en posición de cerebro y sin la tracción a sangre de Nahitan Nández, el gesto de volver a confiar en la gloria madura de Fuerte Apache es un síntoma ¿de qué? De necesidad. En pocas palabras: hay que confiar en alguien. Hay que volver a confiar. Gustavo Alfaro lo supo apenas se sentó en su silla eléctrica con vista a las aguas turbias del Riachuelo. Buscó en el área de Recursos Humanos y lo que vio en Tevez fue historia, sed de revancha y ganas de pagar las deudas de cierta indolencia. La jugada es delicada pero quizás esté bien orientada si Carlitos asume en la cancha lo que insinúa en los escenarios públicos y sus compañeros siguen la senda de regreso a la mística extraviada.

Enfrente de todo esto, que llamaremos sin mucha pompa “situación actual”, se presentó Unión de Santa Fe -seco de goles hasta anoche, con apenas un gol en dos amistosospara medir la fuerza propias y de su rival. La noche fue hermosa, y el compromiso no parecía implicar a simple vista ningún conflicto, ningún costo, ningún nada.

Hubo un partido que comenzó luego de expectativas moderadas, en un verano sin superclásicos y amistosos de menor importancia. El hincha de Boca preparó su curiosidad para juzgar con calma los hechos, y la pelota rodó. En mala hora. Primero un gol de Lotti, y luego otro gol de Lotti fueron paralizando a Boca en el debut de la temporada que terminó con un 2-0 con pocas cosas para rescatar. Como dato folclórico, hubo una patada de Tevez a la que le perdonaron la vida con una amarilla. Si perder un partido sin trascendencia en el verano de Mar del Plata no debería ser motivo de angustia, pero fíjense ustedes que tal vez un poco de zozobra produzca debido a la pendiente por la que venimos.

Empezó el año. Esperemos que sea lo suficientemente largo como para que puedan despejarse todas las dudas.