“Quiero disfrutar de un club grande”

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Ya más maduro y tras jugar en Boca, Cvitanich reveló que desea vivir de otro modo su segundo paso por un club top de país: “Antes estaba a mil, ahora encontré el equilibrio”.

La manzana ya lleva un par de mordiscos. Hay hambre. De gloria y de goles. “¡No voy a salir con esto!”, lanza Darío Cvitanich, mientras deja la fruta para salir del hall del predio de la AFA y bancarse el intenso calor mientras se disparan los flashes. Hace menos de una hora que puso la firma con Racing por 18 meses (con opción a prolongarse seis meses más si la Academia está en alguna copa internacional) y el delantero se prepara para dar su primera nota ya como jugador oficial de la Academia. Pero antes también saluda uno por uno a los pibes de la Reserva. ”Hola, soy Darío…”, se presenta ante los juveniles que lo miran con los ojos bien abiertos. Y con la garganta hecha una lija, pide permiso para agarrar una botella de agua pese a que esté natural. “No importa, necesito tomar agua”, le agradece a uno de los utileros… Ahora si, con el aire y relajado en los sillones, arranca el mano a mano con Olé: “Estoy muy contento con el nuevo desafío. A esta edad es muy importante haber aceptado venir a esta institución. Lo tomo con mucha tranquilidad. Recién es el primer día. Tengo que asentarme bien”.

-¿Imaginábas que a esta altura de tu carrera jugarías en otro club grande?

-En el último año habían surgido algunas chances. Por una cosa u otra no se dieron. Hoy la carrera del futbolista se ha estirado mucho, los jugadores ya se retiran más grandes. Lo más importante es que me siento vigente. Después está la exigencia de cada uno. Yo trato de tomármelo con naturalidad y tranquilidad. Siempre fui así. Por eso se me dio esta oportunidad.

-Como que cosechaste esa conducta…

-Claro, lo tomo como un mimo, un premio. Algo de lo cual debería sentirme orgulloso. Por ahí me lo hace saber más la gente que está alrededor mío. Yo soy mucho más pensante. A veces sigo en esta misma burbuja del fútbol, pero en esta última etapa me prometí poder disfrutar de ser un jugador profesional Venir a entrenarme y, obvio, estar en un grande como Racing.

-Hablás de disfrutar. ¿Es algo que te costó hacer hasta acá?

-Sin dudas. A mis 34 años me propuse algo: quiero disfrutar de un club grande. A eso vine, siempre con las presiones y exigencias del día a día. Me tocó estar en clubes importantes. En Europa o en Boca mismo…

-¿Y por qué ahí no disfrutabas?

-Porque tenía otra edad, otra madurez. Si bien todo fue muy lindo, hoy me doy cuenta de que no me permití disfrutar de esos momentos. Incluso, de los títulos. “Bueno, ya está”, me decía. Como si ser campeón fuera cosa de todos los días, ¿no? Tomaba como algo normal pelear un torneo. Después me di cuenta de que hay jugadores a los que eso no les pasa nunca en la vida. O nunca más podés volver a tener la chance. Por eso, desde que pisé el predio de la AFA, quiero empezar a valorar eso. Y a disfrutar independientemente del resultado.

-¿Un ejemplo de por qué no terminás de pasarla bien en el fútbol?

-Vivía a mil. Les daba mucha bola a ustedes (los periodistas), sin sentido. Pero encontré el equilibrio justo y no necesito demostrarle a nadie quién soy. Todos los días intento mejorar como persona y jugador.

-¿Qué te tentó más de Racing?

-Primero, lo que representa para el fútbol argentino. Después, me hablaron muy bien de lo institucional. Y no me refiero sólo a lo económico, sino que también hablo de los detalles. Cómo me tratan desde que llegué y el grupo que me encontré. La calidad humana de los muchachos. Todo hace que en el día a día te puedas sentir bien.

-La gente ya espera tus goles, ¿cómo convivís con esa presión?

-Sé lo que me tocó hacer en toda mi carrera. Hacer goles es lo más lindo para un delantero. Lisandro y Churry están haciendo un torneo bárbaro. Cristaldo llegó como una apuesta y se mató por jugar. Va a ser una competencia linda y sana. Será importante desde el que recupere la pelota hasta el que termine la jugada. Trataré de hacer lo mismo que en todos los clubes.

Darío, con la 20 en la espalda, ilusiona. Y se ilusiona. Paso a paso, a lo Mostaza.