Estaba embarazada, se tatuó y pagó graves consecuencias

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Quedó paralítica y perdió al bebé. Luisa Fernanda Buitrago tiene 16 años y se contagió de una bacteria que afectó su médula espinal.

Luisa Fernanda Buitrago jamás creyó que hacerse un tatuaje podría cambiarle rotundamente la vida para siempre. “No me dejes caer jamás“, fue la frase que grabó debajo de uno de sus senos y que le produjo dos cambios irreversibles: quedó en silla de ruedas y perdió el embarazo por el que transitaba.

Una bacteria que se contagió en el proceso de grabado de su piel la dejó paralítica y mientras inició un tratamiento para eliminar esa célula maligna padeció un efecto colateral que también culminó con la vida del bebé que llevaba en su vientre.

 

“Empecé con un dolor de espalda, sentía hormigueo en los pies, se me inflamó el estómago, no sentía las partes íntimas“, comenta Buitrago, de 16 años, que atravesó este momento de angustia en 2016, cuando solamente tenía 14 años.

 

La joven nació en Monterrey, Colombia y recién dos años más tarde de aquel suceso crítico decidió contar su historia a la prensa, un relato que se volvió viral.

 

El tatuaje le duró 15 días, pero a las dos semanas tuvo que ser internada en un hospital de la ciudad de Villavicencio, donde los exámenes médicos encontraron que la adolescente tenía alojada una bacteria en su cuerpo que afectaba el nervio ciático y la médula espinal. Por este motivo sufrió una considerable pérdida de sensibilidad en las piernas.

 

La infección se habría producido por la falta de higiene que presentaban los instrumentos del lugar donde se realizó el tatuaje. En tanto, los médicos advirtieron que el problema afectaba toda su espalda, por lo que tuvieron que recurrir a una resonancia magnética para drenar su columna, lavarla y someterla a una serie de operaciones.

 

Luisa cumplió los 15 años de la peor forma que una adolescente puede llegar a ese tan ansiado festejo: internada en un centro de salud y con la peor noticia que podía esperar.

 

“Cuando me dice el neurocirujano: ‘No vas a volver a caminar durante un tiempo‘ fue muy duro porque en realidad una juventud en una silla de ruedas no es buena. Ser independiente y que de la noche a la mañana dependas de alguien es bastante duro“, contó la joven.