El ex secretario de Obras Públicas involucró a más personas al ampliar su declaración indagatoria. Espera que el juez Claudio Bonadio homologue su acuerdo como arrepentido.
El ex secretario de Obras Públicas, José López, funcionario que tenía la billetera de la obra pública en las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, involucró a intendentes en las coimas, al ampliar su declaración indagatoria, mientras espera que el juez Claudio Bonadio homologue su acuerdo como arrepentido.
Por eso está dispuesto a dar más datos del entramado que arrancó con los cuadernos de las coimas que registró meticulosamente Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta, el otro hombre de confianza de Julio De Vido.
López dio más detalles sobre el sistema de recaudación ilegal que escondía la obra pública, ya que aseguró que las órdenes de pedir sobornos a los empresarios las daban Néstor y Cristina. En ese esquema mencionó a varios intendentes, que ya están preocupados por la causa.
También aseguró que el incidente con los bolsos con 9 millones de dólares que revoleó en un convento de General Rodríguez y que lo tiene preso desde 2016 fue orquestado para “mantenerlo de rehén”. Pidió seguir en el programa de protección de testigos e imputados colaboradores.
Llegó a hacer referencia a la muerte del fiscal Alberto Nisman, que fue encontrado sin vida en su departamento de Puerto Madero en diciembre de 2015; según se informó.
José López fue detenido in fraganti el 14 de junio de 2016 mientras trataba de esconder 9 millones de dólares en el monasterio de General Rodríguez. En la causa también son juzgados su esposa, María Amalia Díaz; la religiosa Celia Inés Aparicio y los empresarios Andrés Galera, Carlos Hugo Gianni y Marcos Marconi (estos dos últimos señalados como sus presuntos testaferros).
López declaró por primera vez la semana pasada en una audiencia oral y pública y dio a entender que él era un eslabón de la recaudación ilegal de la obra pública y que los 9 millones de dólares no eran suyos.
“Son de varias personas de la política“, aseguró. Pero entonces, no quiso dar nombre. “Yo no sé quién, ni quiero saber“, dijo.