Falleció Gabino Chávez, una voz incomparable del chamamé

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El reconocido cantante y compositor falleció a los 65 años en Buenos Aires tras estar internado varios días. Su partida conmocionó a todo el ambiente cultural. Hijo del emblemático compositor Félix Chávez, sus restos fueron velados en Casa de Corrientes.

El chamamé quedó sin una de sus voces más prestigiosas dedicadas al amor, la del destacado cantante chamamecero Gabino Chávez. Estuvo internado varias semanas por un problema de salud, pero su cuerpo no resistió a una enfermedad que lo aquejaba y falleció en la madrugada del lunes, en una clínica de Bueno Aires. Sus restos fueron velados ayer en Casa de Corrientes.

Nunca le encontró sentido a las grandes aspiraciones y su inigualable sensibilidad a la hora de expresar un chamamé, conquistó la fidelidad de miles de admiradores, en los últimos años, que se identificaron con la dulzura poética de su voz. Gabino nunca fue reconocido como merecía, sin embargo, empapado de esa humildad que llevan los grandes, su felicidad radicaba en juntarse con amigos a cantar entre ellos.

“Vengo a disfrutar del cariño de la gente y de los amigos, algo muy necesario para mí”, había expresado a época en una entrevista previo a su actuación en el bar Cantalicio junto a Mauro Bonamino, en acordeón, y Samuel Rodríguez, en guitarra. Como buen chamamecero, era una persona simple, generoso con las sonrisas y con las fotografías que recurrentemente le solicitaban sus fans. Siempre predispuesto y con el brillo característico de la felicidad en sus ojos, “el chamamé me hizo un hombre feliz”, dijo alguna vez, siempre se prestaba a los pedidos, inclusive exhausto y empapado de transpiración cada vez que daba todo en el escenario. Y seguía cantando, las veces que le pedían por algún tema especial, en las extensiones escénicas de los “desenchufados” de Cantalicio, jamás dejaba sin cumplir un pedido.

“Don Gabino, comencé a escuchar chamamé por usted, me regala Arrebol”, uno de los chamamés más románticos y emblemáticos de su padre Chávez con música de Mateo Villalba. “Con gusto querida”, dijo Gabino a una joven estudiante que fue a verlo, obra de las más solicitadas en su tierna voz.

Los pedidos eran incontables, algo similar sucedía en la Fiesta Nacional del Chamamé cada vez que le tocaba el turno (nunca fue más de 20 minutos para un artista de su talla), donde el público se acostumbró a ovacionarlo. A esto se sumaban un rosario de pedidos, obras como “María Elena”, “Tarefero de mis pagos”, “Jardín Correntino”, “Viejo Caballo Alazán”, “Por Vos”, entre tantas otras que formaban parte de su extenso y exquisito repertorio, la gran mayoría eran obras de su padre.

“Gabino tiene una voz imprescindible para el chamamé”, comentó con mucha razón en una reunión con su amigo Félix Chávez, el gran artista Luis Landriscina. Y es que Gabino nos acostumbró a emocionarnos con el chamamé, fue un artista plástico que supo pincelar cada una de esas historias, sacando de su alma esa inspiradora manera de cantar que nos infundía soñar.

Cantaba a las cosas bellas, a la nostalgia, al romance de la vida, llegaba con notable naturalidad al corazón de la gente, donde sus canciones se tornaban en una caricia cargada de magia. Su partida es un gran dolor, una noticia que sacudió rápidamente ayer las redes sociales y las expresiones de gran pesar reinaron en los grupos chamameceros de Whatsapp de todo el país.

Su adiós, nos deja esa tristeza inicua, de un gran artista que representó la manera más correcta de cantar un chamamé, con talento y profesionalismo, pero también con la alegría y felicidad de saberse ser bien chamamecero. Duele su partida, tanto como sana su canción. ¡Hasta pronto querido Gabino!

De oficio portero, pero su corazón fue chamamecero y si bien Gabino Chávez no fue correntino, cantar en esta “tierra sin mal” era para él un motivo de felicidad incalculable.

Y es que aquí cosechó grandes amigos y cada uno de esos encuentros le inyectaban en el corazón dosis en volúmenes navegables de adrenalina y amor.

Aquí también deja a su padre, radicado en Santa Rosa, misionero oriundo de Concepción de la Sierra (Misiones), desde donde tomó la raíz de la cultura chamamecera que supo regalarle a su hijo Gabino.

Radicado en el barrio porteño de Congreso, de algún modo Gabino siempre supo encontrar la manera de venir a Corrientes y cantar.

“Tengo el recuerdo de noches inolvidables con el chamamé y siempre busco eso, que cada vez que me toque cantar, sea también para el otro un momento inolvidable”, comentó en su última participación en Cantalicio.


Hijo del misionero Félix Chávez, vivía en el barrio porteño de Congreso. En su niñez, entre ensayos de su padre y su tío Héctor Chavez, no pudo estar ajeno a la pasión por la música y en especial el chamamé.

A los siete años comenzó a cantar, más tarde sentó la guitarra en sus regazos y ni bien aprendió los primeros acordes, incursionó por el folclores, ganó un certamen pre Cosquin y cantó en dúo con Rodolfo Insúa (“Los del Encuentro”) en el escenario mayor.

Pero fue su tío quien lo invitó a las orillas del chamamé, y en 1989 recibió la invitación para integrarse a su conjunto, junto con el acordeonista correntino Ramón Arias. Tres años más tarde, le tocó en bendición ser parte del grupo “Ubeda – Chávez” junto a “Paquito” Ubeda, Héctor Chávez y Ramón Arias.

Tiempo después, participó de proyectos con destacados artistas de la talla de Mateo Villaba, Rudi y Nini Flores y el “Grupo Amandaye”, entre tantos otros.

Recién en 2013 grabó su primer disco solista “Inolvidable Amor”; en 2018 creó “Tributo a Mateo Villalba”; mientras que en 2021 sacó a la luz “Nunca te olvidé” con la participación de Luis Landriscina, Rudi y Nini Flores y Aldy Balestra, entre otros grandes músicos de su talla.