Fabiola Yañez define la estrategia contra Alberto Fernández

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La ex primera dama mantuvo sus teléfonos apagados. “Estoy descompensada y angustiada”, dijo en uno de sus escasos mensajes. Debe definir si designa un abogado. “De esto no me recupero más”, le dijo el ex presidente a un allegado.

Fabiola Yañez decidió resguardarse luego de acusar al ex presidente Alberto Fernández de golpearla y desatar una conmoción pública. La ex primera dama mantuvo sus teléfonos apagados casi todo el día y solo contestó algunos mensajes de sus allegados.

“Estoy descompensada y angustiada”, dijo en uno de esos contactos, a través de la red Telegram. En las próximas horas, deberá definir si designa a un abogado en la causa, aunque no está obligada a hacerlo. Juan Pablo Fioribello, quien la representó hasta ahora, no puede cumplir ese rol por su cercanía con el ex presidente, a quien asesoró durante los últimos cuatro años aunque no lo representó formalmente en ninguna causa.

La ex primera dama sufrió ayer una nueva descompensación. No es la primera vez que le ocurre en los últimos días.

Pese a la imposibilidad de defenderla, Fioribello no descarta viajar a Madrid (España) para entrevistarse con Yañez, a quien defendió en varias causas por amenazas. También la representó en la causa por la Fiesta de Olivos, que todavía sigue abierta. “Quiero ver el material, hasta ahora no vi las fotos”, explicó el abogado anoche en una entrevista con LN+.

En las charlas con su abogado, Yañez aseguró en los últimos días haber sufrido golpes de puño, patadas, agresiones verbales. “Estoy desfigurada en una de las fotos”, le dijo a su abogado antes de hacer la denuncia ante el juez Julián Ercolini.

Ayer, la ex primera dama tomó contacto con el fiscal Carlos Rívolo, que quedó a cargo de la causa por el momento. Fue solo una formalidad. En los próximos días, podría ampliar su declaración. Según un comunicado, el fiscal solo tomó contacto con la víctima “para interiorizarla del trámite del proceso y las facultades que le otorga la ley, y los pormenores que le serán solicitados en el futuro”.

Rívolo le informó a Yañez que se convocó a la Dirección General de Acompañamiento, de Orientación y Protección a las Víctimas (DOVIC) y a la Unidad Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) “para brindar inicialmente una acabada protección de la víctima y para el desarrollo de medidas y estrategias de investigación”.

La causa que conmovió al país comenzó con una serie de mensajes encontrados en el celular de María Cantero, ex secretaria de Alberto Fernández, en el marco de la investigación por los seguros. En una de esas conversaciones, Yañez le relató a Cantero varios actos de violencia. Alberto Fernández recién se enteró de esos chats el sábado pasado, apenas unas horas que el diario Clarín reveló la existencia de los mensajes.

“Es el final de mi carrera”, le dijo a un interlocutor ese mismo día.

Tras la revelación periodística, los protagonistas volvieron a comunicarse, según pudo saber este medio. En la audiencia con el juez Ercolini, el martes al mediodía, Yañez dio a entender que el ex presidente la había amenazado para que no haga la denuncia. Por ese motivo, el juez le ordenó a Fernández que no se comunique más por teléfono, ni por redes sociales.

El ex presidente estaba convencido que Yañez no iba a concretar la denuncia. Pero todo cambió el martes al mediodía. Tomó su teléfono y llamó al número fijo de la secretaria privada del juez Ercolini. Pidió hablar con el magistrado. “No aguanto más, quiero hacer la denuncia”, lanzó la ex primera dama apenas le contestó. Apenas diez minutos después, comenzó una audiencia por Zoom que derivó en una denuncia penal contra el ex presidente por violencia física y hostigamiento.

Tras la denuncia, el ex presidente apenas emitió un comunicado y se resguardó con sus íntimos. “De esto no me recupero más”, le escuchó decir uno de sus amigos que lo visitó en las últimas horas. Hasta ayer a la tarde, Fernández todavía no había designado defensor. La abogada que lo representa en la causa de los seguros, Mariana Barbitta, es una militante de la causas de género. “No creo que acepte defenderlo”, dijo otro abogado que la conoce hace décadas.