Con un gol en contra de Guillermo Pol Fernández, el xeneize perdió 1 a 0 en el Nuevo Gasómetro. El Ciclón suma 23 y está a uno del líder River.
San Lorenzo le ganó en forma justa a Boca Juniors, en el que debutó como entrenador Jorge Almirón, por un 1 a 0, con un gol en contra de Guillermo Fernández, y se puso a un punto del líder River Plate al cabo de este encuentro de la undécima fecha de la Liga Profesional.
En un partido más hablado y luchado que jugado, con un arbitraje flojo de Facundo Tello que repartió muchas tarjetas amarillas y no pudo imponer su autoridad. San Lorenzo ganó merecidamente porque golpeó con el gol antes de los 10 minutos y luego, con mucha actitud e intensidad, disputó cada pelota.
Sin dudas que el comienzo de Almirón no fue el deseado, porque perdió por un gol en contra, se le lesionó Bruno Valdez en la misma acción (desgarro), uno de los pocos zagueros con los que cuenta, y encima fue expulsado Nicolás Figal. Con todo eso, el equipo trató de buscar una línea de juego, pero fue avasallado por la intensidad de San Lorenzo.
Almirón, con apenas dos días en el club de la Ribera, tiene un punto común con su predecesor en la estadística, ya que Hugo Ibarra debutó el año pasado ante San Lorenzo y perdió 2 a 1, y ahora él cayó derrotado ante el mismo rival. Y ambos encuentros se jugaron en el Bajo Flores.
A los cinco minutos de iniciado el encuentro falló el flamante sistema lumínico del Nuevo Gasómetro y el partido se interrumpió por tres minutos aproximadamente.
En la apertura San Lorenzo encontró espacios por la derecha, que aprovecharon Jalil Elías y Agustín Giay, pero al reanudarse el partido, a los 6’ hubo una llegada de Darío Benedetto por la derecha que sacó al córner Augusto Batalla.
El partido fue de discreto para abajo y San Lorenzo se encontró con el gol de entrada con un pelotazo largo de Rafael Pérez que el paraguayo Bruno Valdez fue a buscar y sufrió esa lesión muscular, la ganó Iván Leguizamón, que se fue solo y pateó, pero la pelota le pegó a “Pol” Fernández, se desvió y se le metió en el primer palo a Sergio “Chiquito” Romero.
Por la lesión de Bruno Valdez ingresó Facundo Roncaglia. San Lorenzo manejó el desarrollo del partido hasta los 20’ del primer tiempo, cuando Boca empezó a crear espacios por el sector derecho de Luis Advíncula y Luca Langoni, que era de los más movedizos junto a Sebastián Villa.
Así fue como Boca tuvo tres situaciones de gol: una por parte de Langoni que contuvo muy bien Batalla, y dos de Benedetto, que le ganó la posición las dos veces a Carlos “La Roca” Sánchez. San Lorenzo encontró en esta etapa esos lugares por la izquierda, con Leguizamón, Malcom Braida y Nahuel Barrios.
El “Perrito” Barrios, con la 10 en la espalda, fue la figura de San Lorenzo (algo recurrente en los últimos tres partidos) con el puntaje más alto, acompañado muy de cerca por otro surgido en las inferiores de Boedo como Iván Leguizamón.
Sobre el final del primer tiempo el árbitro le sacó la tarjeta roja a Agustín Sandez por una falta a Agustín Giay, pero luego de constatar en el VAR se la reemplazó por una amarilla, ya que el jugador xeneize fue muy vehemente, pero no llegó a tocar al futbolista rival. Se equivocó Tello, y el VAR también, porque el reglamento habla de “golpear o intentar golpear con vehemencia”, que fue lo que sucedió.
En la segunda etapa, cuando quiso rearmar líneas, Almirón envió a la cancha a Juan Ramírez por el amonestado Sández y volvió a la línea de cuatro. Y minutos después se hizo expulsar Figal por golpear infantilmente a un rival, por lo que Boca debió implementar varios sistemas en la cancha. El ex Independiente le había dicho a Sández que era un “verde” cuando inicialmente vio la roja.
Boca llegó después con 10 hombres a través de un cabezazo de Advíncula que sacó Batalla, y a la jugada siguiente Andrés Vombergar perdió el segundo solo ante “Chiquito” Romero. La visita volvió a llegar en el minuto 32’ con un cabezazo de Alan Varela que dio en el travesaño.
Unos minutos después el guardameta de Boca Juniors realizó una doble salvada ante Leguizamón y Vombergar.
En los minutos que quedaban Villa demostró que sigue siendo el jugador más peligroso del Xeneize a pesar de ser discontinuo.