El deterioro extremo de Catastro y los fondos por Contribución no invertidos

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Por ley, los recursos obtenidos por los servicios de la Dirección deben ser destinados a la modernización del área, pero nunca ocurrió.

La Dirección General de Catastro y Cartografía de la Provincia es parte de una causa judicial, junto con el Registro de la Propiedad Inmueble por una megaes­tafa en la adulteración de documentación vinculada a la venta de terrenos y por la cual hay funcionarios y profesionales imputados en una causa. 

No obstante, hay otra causa que se remonta al año 2017 y de la que no ha trascendido demasiado. El agrimensor Pedro Pablo Cabrera, quien fuera jefe de Catastro Parcelario en 1968 y 1972 en esa depen­dencia, (luego renunció para dedicarse a la activi­dad privada), fue quien re­currió a la Justicia en una denuncia que fue caratu­lada como “malversación y administración fraudulenta de dinero público”, ante la Fiscalía de Instrucción Nº 3 a cargo de la Dra. Mónica Inés Espíndola y el Juzgado de Instrucción Nº 6 Dra. Graciela Ferreyra, con el Nº Expte 160.854/17.

Tiene que ver con el des­tino de los fondos obteni­dos por esa dependencia en el cobro de Contribuciones Especiales por los servicios prestados por la Dirección y que por ley deben ser inverti­dos en la modernización del edificio y de la dependencia. 

Cabrera relata a NOR­TE de Corrientes, que “es una cuestión irregular que atañe a contribuyentes en general y escribanos, abogados y agrimensores en particular, que data de 01/02/2008. Se trata del inadecuado destino del di­nero recaudado por cobro de Contribuciones Especia­les por servicios prestados por la Dirección General de Catastro y Cartografía de la Provincia”.

“En 1997 durante el go­bierno de Raúl Rolando Romero Feris se sancionó la ley 5.217, por la que a tra­vés de un convenio con el Colegio de Agrimensores se autorizaba a la Dirección de Catastro a cobrar dicha contribución especial, con el objeto de invertir en la modernización (digitali­zación), capacitación in­formática del personal y mejoramiento del sistema operativo y funcional de la repartición, para hacerla más eficiente”.

Dicha ley, fue implemen­tada diez años después por resolución del Ministerio de Hacienda 0458/07, que exigía que a los seis meses, el director de Catastro en consulta con el subsecreta­rio y ministro de Hacienda, debía elaboran un Plan de Inversiones para saber en qué, cómo y cuándo se iba invertir dicho dinero.

“Luego de nueve años de implementación conti­nua de la misma, sin que ninguno de los directores, elaborara el imprescindi­ble Plan de Inversiones, sin haber realizado ningún tipo de capacitación in­formática del personal de planta, sin haber adquirido las computadoras perso­nales que requería el plan de digitalización, sin haber equipado un mínimo cen­tro de copiado de planos y documentos para impedir su salida del edificio a esos efectos, evitando extravíos, pérdidas y deterioros de valiosos documentos pú­blicos históricos; agravado por una serie de denuncias contra el Colegio de Agri­mensores, de personas re­clamando indemnizaciones salariales a quienes se las hizo trabajar en Catastro, sin cumplir con el obliga­torio examen de idoneidad y contrato laboral, que exi­ge la ley creadora y ante la quietud de nuestro Colegio de Agrimensores y colegas que tenían conocimiento de lo que estaba ocurriendo desde hacía décadas, me vi en la obligación moral de denunciar estos hechos”.

“Pero más allá de haber ordenado el allanamien­to en el Colegio de Agri­mensores e incautación de documentos en Catastro, Banco Corrientes e Ins­pección de Personas Ju­rídicas; e inclusive haber presentado ampliaciones de denuncia en 2019, 2021 y 2022, aportando eviden­cias que la “Malversación” continuaba, estimándose al 2022, después de 168 meses de recaudación ininterrum­pida, un monto equivalente a 3.000.000 de dólares, no se ha avanzado en nada y con un simple vistazo que­da claro que no se invierte un solo peso, pese a que el cobro por contribución es­pecial continúa”.