Boca se quedó con la victoria en el Superclásico del fútbol argentino

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En la Bombonera y con un cabezazo de Darío Benedetto en el complemen­to, superó 1 a 0 a River y quedó a dos puntos del líder Atlético Tucumán.

Boca Juniors venció ayer a River Plate por 1 a 0, en el superclásico de la fecha 18 de la Liga Profesional de Fút­bol, y con el triunfo se metió de lleno en la lucha por el título.

El delantero Darío Bene­detto marcó el gol del en­cuentro en una Bombonera repleta que celebró con én­fasis un nueva victoria clási­ca, luego de seis encuentros sin poder hacerlo en condi­ción de local.

Con este triunfo, Boca al­canzó los 32 puntos y apro­vechó el empate del puntero Atlético Tucumán (34) y la derrota de Gimnasia La Pla­ta (33). 

Por su parte, River (29) sigue expectante, pero dejó pasar una gran oportunidad de acercarse a los de arriba.

El reparto de puntos pre­vio de los tucumanos y el traspié de los platenses en Rosario, fueron un guiño tanto para el Xeneize como para el Millonario.

El primer tiempo del par­tido dejó una imagen pálida a los ojos, porque ninguno de los dos pudo imponer­se en el juego, cometieron errores y el fútbol estuvo au­sente. Hubo espacios en el medio, pero fue luchado en las áreas.

River sorprendió con los cambios generados por el DT Marcelo Gallardo desde el inicio. 

El “Muñeco”, general­mente, suele tener este tipo de acciones en la previa de un partido importante. Sin embargo, a River le faltó fút­bol y por momentos fue un equipo “largo”.

Enzo Pérez trabajó a des­tajo y un irregular Nicolás De La Cruz. Además, el co­lombiano Juan Fernando Quintero solo tuvo inciden­cia en una pelota detenida.

A los 6’ de juego, uno de los héroes de Madrid en di­ciembre de 2018 (salió en el segundo tiempo por una molestia) ejecutó el tiro de esquina que encontró la ca­beza de Matías Suárez, uno de los que volvieron al equi­po titular, y motivó la gran atajada de Agustín Rossi.

Esa fue la única llegada clara de peligro en toda la primera parte, porque Boca insinuó más de lo que con­cretó. 

Empezó bien, con presión en ataque, pero sin conexión de juego. Además, River, con su línea de cinco para defen­der, anuló las proyecciones de Luis Advíncula y Frank Fabra.

Para el segundo tiempo, River cambió, quedó con cuatro en el fondo, donde Paulo Díaz jugó como lateral por la derecha, para volver al esquema que venía utilizan­do en el torneo, con un me­diocampo más combativo a través del ingreso de Rodri­go Aliendro.

El ex Colón de Santa Fe duró poco en la cancha, a raíz de un golpe que derivó su pronto reemplazo y cierta preocupación por su estado de salud.

En la segunda etapa, el clásico se hizo áspero, con varias tarjetas amarillas ex­hibidas por el árbitro Darío Herrera, pero Boca sacó par­tido de su mejor momento, en una ráfaga.

A los 18’, Franco Armani se lució cuando desvió con mano derecha el remate de Guillermo “Pol” Fernández. En la jugada siguiente, se produjo el único gol de la fría tarde-noche en La Bom­bonera.

Benedetto se elevó, tras el tiro de esquina ejecuta­do por Ramírez, y le ganó a Emanuel Mammana y Javier Pinola. 

El “9” xeneize lo festejó trepándose al alambrado, a manera de desahogo, en un partido donde había marca­do diferencias.

A falta de 15 minutos, el técnico Hugo Ibarra dispuso cambios para cuidar la míni­ma ventaja, en la búsqueda de aprovechar algún error de River.

Boca tomó la decisión de refugiarse alrededor del área de Rossi en ese tramo final, una opción siempre poco apreciada por los frági­les corazones de los hinchas del equipo en cuestión. Sin embargo, los dirigidos por Ibarra estuvieron lejos de sufrir algún susto que sue­ne a empate millonario. Es que a River, como en todo el partido, le costó mucho penetrar el férreo orden de­fensivo xeneize y terminó lamentándose la prueba de los tres centrales que intentó en el primer tiempo. Al fin y al cabo, como dos de las tan sólo tres situaciones de peli­gro que hubo en el superclá­sico fueron de Boca, mere­cido triunfo local y notable espaldarazo a la conducción de Ibarra, cuyo equipo ya está a sólo dos puntos del lí­der Atlético Tucumán.

El equipo de Gallardo es­tuvo falto de rebeldía, lució impreciso y sin ideas en ata­que. El intento por modificar la fallida alineación del ini­cio no pudo ser subsanada. Los cambios no le dieron re­sultado al “Millonario” que sólo atinó a enviar centros que Rossi descolgó sin in­convenientes. A veces apeló a los remates de media dis­tancia, pero tampoco ofre­cieron soluciones.

Boca, con poco, ganó su cuarto encuentro en hilera y se quedó con otro Super­clásico que lo entona para lo que viene. Para River se abre un interrogante con una de­rrota que lo mostró escaso de reacción.

En la próxima fecha, Boca visitará al último, Lanús, inmerso en una gran crisis deportiva e institucional, mientras River buscará re­cuperarse ante Banfield en Núñez.