Boca pasó a Agropecuario y sigue en carrera por el bicampeonato

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El equipo de Ibarra ganó con gol de Pol Fernández y está en cuartos (podría haber semi vs. River). Preocupa la lesión de Zeballos.

Fue otro de esos triunfos que llegan por decantación, por chapa, por plantel, de ésos que Boca colecciona por decenas, que los consigue sin haber hecho demasiado, actuando por desdén, por obligación. Para ser claros: era un partido para golear, para lucirse, para dejar clara la diferencia de categoría colectiva, de jerarquía individual, y también numérica desde que, con total justicia, Leyendeker se fue a las duchas (a los 8 minutos) por el patadón criminal contra Zeballos cuando, quizá, debería haber dormido en la comisaría más cercana…

En lugar de eso, este Boca burocrático le metió el sello al partido y se desentendió. Agropecuario, fiel al estilo Osella, jugó a una sola cosa: a defender. Con 11 empatando, con 10 empatando y con 10 perdiendo más todavía. Fue 85-15% en tenencia a favor de Boca: era 95-5 en todo lo demás y ni así.

Lo que refleja el desgano de Boca fueron las apenas tres situaciones claras en todo el primer tiempo: la volea de espaldas de Pol Fernández para abrir el marcador luego de un córner, la salvada de Callegari ante la entrada franca de Óscar Romero y el cabezazo mal resuelto por Orsini cuando Villa le había puesto la pelota en la frente para que se luciera.

 
En el resto, un monólogo repetitivo de Boca, entreteniendo la pelota más que buscando la yugular de un rival cada vez más aferrado al defender y rezar, al defender y mantenerse en partido, al defender porque es lo único que sabe hacer. Boca lo dejó creer, lo dejó vivo pese a no tener casi argumentos, y casi le regala el milagro…

Antes de asegurar el triunfo, Ibarra empezó a rotar. Molinas y Weigandt a la cancha para que descansen Pol Fernández y Advíncula. Señal que el DT empezó a contar los peces antes de pescarlos… Igual, lejos quedó la chance de los penales. El nombre de Rossi no sonó, salvo en los aplausos que se llevó en la previa. Javi García, fue, literalmente, un espectador parado al borde de la línea de gol durante gran parte de la noche, más allá de un par de centros de pelota parada que recién le ensuciaron el buzo sobre el final.

Payero debutó como titular, puso más ganas que la mayoría pero claro, al menos se mostró e intentó lo que nunca le salió a Orsini, que vaya uno a saber por qué juega, porque ya no hay forma de dibujar semejante inversión. Ya se nota demasiado…

Gran parte del segundo tiempo fue un metegol, jugado dentro del área de Agropecuario. Pero, otra vez, en lugar del liquidarlo Boca se quedó jugando al gato contra el ratón, errando goles a cuenta. Casi lo paga al final, con un cabezazo de Montero en el corazón del área que encontró bien parado a García, en la única que tuvo que atajar. Boca no terminó pidiendo la hora, pero sí mirando el reloj de reojo. Más cuando en el último córner lo perdió Maccari en la línea misma.