Un estudio con base en las imágenes satelitales constató que el medio ambiente de los esteros se restablece después de los siniestros.
Los incendios que se desataron entre fines de diciembre de 2021, enero y febrero de este año en la provincia arrasaron con la mitad del parque nacional Iberá y quemaron más de un millón de hectáreas en todo el territorio provincial. Pero a cinco meses de esa tragedia medioambiental, económica y social para los correntinos, comienza a revertirse, al menos en lo que a la naturaleza se refiere.
Un trabajo de investigación, realizado por el equipo de Datos de TN, a partir de imágenes satelitales y con presencia en el lugar, muestra cómo avanzó el fuego y cómo se fue recuperando parte de la vegetación en los cinco meses siguientes.
En el caso de la fauna, en base a los datos preliminares del relevamiento “Transectas Iberá” -realizado en forma conjunta por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), la Dirección Nacional de Biodiversidad; el Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (Ceiba); la Dirección Nacional de Parques Nacionales, y la fundación Vida Silvestre-, se registraron 275 carcazas de vertebrados que murieron por el fuego.
Además, hubo muchos animales desplazados durante semanas de sus hábitats naturales. “Nos topamos con animales corriendo. Vimos carpinchos, víboras -algunas que recién terminaban de alimentarse y no alcanzaban a salir por el peso de la comida-, vimos que se destruyeron por completo proyectos como el del guacamayo, a los que se les quemaron los nidos. Era triste entrar al parque y ver todo quemado”, relataron Horacio Verón, que junto a Daniel Sosa, ambos brigadistas, trabajaron incansablemente durante semanas para combatir los focos de incendio.
Muchos vertebrados e invertebrados de poblaciones de fauna silvestre, incluyendo especies amenazadas, no pudieron escapar de las llamas, que se apoderaron primero de los pastizales y malezas y, luego de los bosques, hasta alcanzar incluso los esteros, los bañados y los valles aluviales.
Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), entre enero y febrero en Corrientes se quemaron 1.042.514 hectáreas, lo que representa el 11,7% de la provincia. Sin embargo, la peor parte se la llevó el parque nacional Iberá: el fuego arrasó con el 48,9% de su superficie (93.976 hectáreas).
“Si bien el impacto fue muy grande, hay fuertes indicadores de recuperación”, aseguró Manuel Jaramillo, director de la fundación Vida Silvestre. Las imágenes satelitales y la constatación en el lugar lo confirman, pero lo que más preocupa son los bosques, tanto cultivados como nativos, a los que les demandará más tiempo regenerarse. Todas las esperanzas están puestas en la primavera, cuando la vegetación podrá mostrar todo su esplendor.
Las imágenes satelitales y los datos recabados en el lugar son esperanzadores, pero los especialistas coinciden en que hay que darle tiempo a la naturaleza para que logre superar un golpe tan fuerte.
“En estos meses, el ecosistema volvió a restablecerse, a restaurarse naturalmente, porque está adaptado al fuego, pero la magnitud de estos incendios fue mucho más grave. Bajo los esteros hay muchísima materia orgánica y eso se sigue quemando con el tiempo; por eso, para que vuelva a generarse toda esa vida en ese ecosistema, también demandará mucho tiempo”, asegura un informe.