Estacioneros afirman que es necesario un incremento de al menos el 7 por ciento antes de fin de año y 20 por ciento en el inicio de 2022. De concretarse, el litro de la premium en Corrientes llegaría casi a $ 150.
Pasaron las elecciones legislativas y los rumores de un nuevo aumento en el precio de los combustibles volvieron a cobrar fuerza. Desde el sector empresarial presionan para que se dé una actualización tarifaria y desde el Gobierno dejaron de ser tan terminantes respecto al congelamiento, cuyo vencimiento está previsto recién en 2022.
Pero lo cierto es que la decisión de sostener los precios que rigen desde mayo parece cada vez más difícil de sostener. El principal problema que advierten las estaciones de servicio es un falta de correspondencia entre los valores de venta al público vigentes y lo que ellos entienden que en realidad debe costar, generándose una brecha cada vez más amplia. Por eso, en los últimos días volvieron a pedir al Gobierno poder conversar para destrabar la situación.
Sobre esta cuestión, uno de los representantes de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha), Carlos Gold, señaló que “los precios están totalmente rezagados, las petroleras argumentan que se vende a pérdida”. Asimismo, el empresario sostuvo que “mientras los valores no se ajusten, los problemas van a existir vinculados a la cantidad del producto del mercado y en las ventas”.
En este contexto, desde el sector señalaron que antes de que termine el año las naftas deberían aumentar alrededor de un 7 %. Pero, este porcentaje sería solo un primer paso para salir del congelamiento que se sostiene en todo el país hace seis meses. Advierten en este sentido que, entrado ya el 2022, hará falta llevar adelante un ajuste más fuerte y lo más rápidamente posible.
Sobre esta cuestión, Gold estimó que “las subas del año que viene deberían llegar a un 20 %, que es el desfasaje que existe”. De esta manera, los estacioneros apuntan a una modificación en los precios de venta de alrededor del 27 %. En caso de que el Gobierno dé el visto bueno, en Corrientes dentro de algunos meses la nafta podría casi alcanzar ya los $ 150 el litro.
YPF es la empresa que marca el pulso hidrocarburífero a nivel nacional, no solo por ser la petrolera estatal sino también por contar con la mayor porción del mercado en el país. Por eso, el resto de las estaciones esperan que sea la primera en dar el paso, como sucede habitualmente, para luego sumarse a la tendencia alcista.
Además, en caso de que Shell o Axion decidan aumentar antes que YPF, la brecha de precios entre las diferentes banderas quedará aún más marcada, ya que la petrolera nacional cuenta con los valores de venta al público más bajos.
“El ajuste se tuvo que haber dado hace bastante tiempo, mientras YPF no decida aumentar los precios, el resto de las compañías no lo va a hacer”, dijo el representante de la confederación que nuclea a los estacioneros del país.
Demanda y stock
En materia de demanda, vale recordar que recién en los últimos meses las petroleras pudieron alcanzar medianamente los niveles que venían trayendo antes de que se inicie la pandemia, hasta febrero de 2020. Pero la escasa brecha entre mayoristas y estaciones de servicio es la preocupación actual más fuerte, ya que los minoristas argumentan que el margen de rentabilidad es cada vez menor, considerando imperiosa una actualización tarifaria.
Además, existe otra complicación que -aunque hasta el momento no tuvo un fuerte impacto- no deja de generar alerta. Se trata del stock de combustibles. En algunos sectores, se dieron ya demoras en las entregas o llegadas parciales de las naftas, algo que también atenta contra la posibilidad de que el mercado se calme, al menos momentáneamente.
Lo que esperan ahora los empresarios es poder mantener reuniones con representantes del área de Energía y de Comercio, sobre todo. La idea es poder avanzar en un acuerdo que permita actualizar los precios de las pizarras, más allá de la promesa de sostener el congelamiento durante todo 2022.
El panorama, que viene siendo complejo desde hace bastante, ahora parece agravarse de manera paulatina, pasado ya los turnos electorales, factor que frenaba los cambios de precios en todo el territorio nacional. Ahora, de cara a fin de año, los empresarios vuelven a pedir un aumento con el objetivo de poder alcanzar una mayor rentabilidad, y argumentan que no podrán incluso cumplir con las recomposiciones salariales de los trabajadores del sector.