A Carlitos le tocó estar en tres semifinales de Libertadores desde que regresó al club, pero en ninguna tuvo un rol tan relevante en el equipo y el plantel. ¿Qué será de su futuro si gana la séptima para el club?
De toda esa delegación nutrida de Boca que viajó a Brasil para medirse ante Santos con el objetivo de meterse en la definición del torneo internacional, solo un futbolista sabe de qué se trata levantar la Copa Libertadores en el club: Carlos Tevez. La logró en 2003, justamente contra Santos, en una final en la que brilló de la mano de Carlos Bianchi y con Chelo Delgado (hoy parte del Consejo de Fútbol) como la figura de las finales con tres goles. Nadie más, de todos los jugadores que saltarán al campo de juego, vivió la sensación de levantar la Copa vestido de azul y amarillo. Por eso para el Apache será una semifinal especial, cargada de obligaciones y de presiones, pero también en un contexto muy favorable con respecto a las de los últimos años.
Desde su regreso a Boca en 2015, Tevez jugó las semifinales de 2016 con Independiente del Valle (luego de esa derrota confesó que pensó en dejar el fútbol) y las de 2019 contra River, en donde tampoco hizo pie desde lo futbolístico, cuando él mismo admitió estar “sin confianza” en el ciclo de Gustavo Alfaro. Antes, en 2018, ante Palmeiras, Carlitos no jugó ni un minuto en la serie que metió al equipo de Barros Schelotto en la final. Entonces, este partido con Santos (en la ida no tuvo un buen encuentro, al igual que el resto del equipo) lo tendrá como protagonista después de mucho tiempo y con un rol bien distinto. Líder y capitán para contagiar a sus compañeros pero también figura y respaldado por el cuerpo técnico, que desde que arribó le revalidó su condición de crack.
Goleador del ciclo Russo con 11 festejos, el Apache convirtió tres tantos en esta Copa y también persigue un récord individual. Con 21 tantos en Boca por la Libertadores, se metió en el podio de los máximos goleadores de la historia del club en la competencia, apenas por detrás de Martín Palermo (23) y Juan Román Riquelme (25). Aunque eso va en un segundo plano. “El sueño de todos es poder ganar la Copa”, describió hace semanas el propio Tevez, quien está por cumplir los 37 años y, pese a que atraviesa una situación familiar compleja, logra enfocarse a pleno con lo que ocurre en el campo de juego.
Alineado políticamente con Daniel Angelici en 2015 (en la intimidad varios reconocen que el cambio dirigencial le sacó una mochila de encima al jugador), estuvo en conflicto por su renovación en junio de 2020. Pero igual Tevez ahuyentó cualquier especulación sobre una mala relación con Riquelme y compañía hace días, después del Superclásico. “El hincha de Boca tiene a Tevez para rato. No pienso en dejar, me siento muy bien y cómodo”, describió, como para restar peso a la posibilidad de que se dé una salida por algo externo a la pelota.
Aunque ya recibió la propuesta de quedarse trabajando en el club una vez que elija retirarse de la actividad, el cierre de su carrera solo está enfocado en lo deportivo: tiene como meta ganar una Copa Libertadores con Boca, para coronar de la mejor manera una trayectoria repleta de vueltas olímpicas. Pero incluso Carlitos tiene ya a la vista, en abril, el inicio de otra competencia internacional. ¿Irá por más si conquista esta edición?
Carlitos va entonces en búsqueda de su cuarta final de Libertadores, después de haber jugado las de 2003 (marcó un gol en la serie decisiva), 2004 (se perdió el juego de ida ante Once Caldas por estar sancionado) y ese puñado de minutos en la de 2018 (entró en ambos encuentros con River). En el armado de Russo, será vital para que Boca pueda encontrarle la vuelta a un Santos que lo complicó en la Bombonera mucho más de lo pensado. Al Apache lo buscarán cerca del área, en donde fue decisivo en los partidos en que Boca logró el triunfo y en donde más daño puede causarle al rival. Porque para acceder a la final, lo primero en lo que piensa Russo es en poder hacer un gol. ¿Será con Tevez y otro punta o con Carlitos como el único nueve?
El once en Brasil
Con Campuzano adentro de los citados, el plantel de Boca recién se enterará del equipo que enfrentará a Santos luego del almuerzo, a pocas horas del encuentro en San Pablo. ¿Habrá un cambio táctico o Russo revalidará el once que jugó el partido de ida en la Bombonera?
Las alternativas están claras. Con Pulpo González y Campuzano a disposición, el DT tiene como opción utilizar el triple cinco y liberar del retroceso a las piezas de ataque (Villa, Salvio y Tevez) si no estuviera Soldano. ¿Puede salir Salvio? Pese a su bajo rendimiento contra Santos y Argentinos Juniors, el cuerpo técnico cree que su jerarquía es necesaria en este tipo de encuentros.
Si en cambio la idea es dejar a las mismas piezas del ataque, entonces la incógnita por resolver será quién acompaña a Nicolás Capaldo en el corazón del mediocampo, porque el pampeano es quien mejor llega físicamente y el que más despliegue tiene en un equipo que debe buscar un tanto sin descuidarse atrás.
En la última línea está todo claro: Andrada; Jara, López, Izquierdoz y Fabra son una fija. Como Villa (si recibe una amarilla se perdería una eventual final) y Carlitos.