Los datos contundentes sobre el rechazo social a la Legalización del aborto en nuestro país pertenecen a la prestigiosa consultora Giacobbe y Asociados.
Como sabemos la despenalización del aborto es una tema que tiene en vilo al país, pero según los informes realizados por Giacobbe y Aosciados, el 60% de los argentinos rechaza la interrupción del embarazo, y tan solo el 26,7% está a favor.
Entre mujeres, la polarización es mayor que entre hombres: 28% a favor vs 62% en contra. En hombres crece el “no lo sé”. El rango 16-30 años es apenas más verde: 28% a favor vs 56% en contra.
En público de estudios superiores, la posición verde crece mucho: 36% a favor vs 51% en contra. En familias de ingresos superiores también el verde está mejor instalado: arriba del 40% a favor y menos del 50% en contra.
Pero vean esto. Entre personas que se definen ideológicamente peronistas y kirchneristas, la posición verde alcanza 40% y 49% respectivamente (ver placa).
Entonces uno de los puntos a atender es que la discusión se convirtió en partidaria. De la mano de un gobierno que transita un momento horrible e irritante. Y resulta que en buena medida el emisor es también el mensaje.
Otro punto es que cambió el entusiasmo. El año pasado los verdes irrumpieron con entusiasmo y alegría. Había colores, banderas y brillantina en las caras. Luego fueron torciendo a formas más irritantes, a pisar muñecos de bebés en Plaza de Mayo.
Los celestes primero sintieron una suerte de oprobio de tener el espíritu del tiempo en contra. Finalmente, como los boxeadores, salieron pegando de entre las cuerdas, y el debate de cara a la opinión pública se emparejó.
Otro punto es el error del momento. Parte de la población puede estar rechazando el debate por ser inoportuno.
Otro punto es que, entre el año pasado y este, con un debate de argumentos más parejo, muchos ciudadanos empezaron a tener diferencias parciales con una ley que aparece como imperfecta y apresurada. Por ejemplo, con el rol del hombre.
Pensemos entonces cuánto influye, en una conversación social, lo racional y cuánto lo emocional. Cuánto los contenidos o las formas. Cuánto las personas que lideran los mensajes. Mucho para aprender tienen los políticos. Mucho.
¿Qué harán los Senadores? ¿Se van a debatir entre sus convicciones personales, las de los votantes, las de los gobernadores a quienes les deben pleitesía, o a las del resto de los factores de poder que participan por lo bajo? Para alquilar balcones.