Los antecedentes de ambos muestran que la respuesta es muy clara. Sin embargo, la retórica parece ir por otro lado.
La elección viene pareja y por ahora no hay resultados claros. Donald Trump asegura que hay intenciones de fraude, por lo que recurriría a la Corte Suprema. Por su parte, anoche, Joe Biden se mostró confiado y manifestó que está en camino de ganar la contienda. Mientras tanto, alrededor del mundo, los distintos gobiernos evalúan las diferentes estrategias para lidiar con uno o con otro en la Casa Rosada los próximos años.
En el caso argentino, la dependencia de los resultados es importante. Sin el apoyo de Estados Unidos, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional sobre la deuda vigente se complica, ni hablar del apoyo ante un eventual programa de reformas. A pesar de haber respaldado oficialmente al Partido Demócrata en las elecciones pasadas, Mauricio Macri y Donald Trump no tuvieron mayores inconvenientes. Es más, el actual mandatario norteamericano lo apoyó sin reparos, situación que continuó con la llegada de Alberto Fernández.
La clase política argentina se siente mucho más cómoda con el progresismo demócrata. Sin importar lo que le convenga en lo concreto al presidente de turno, los políticos locales tienen pavor de manifestar una preferencia por un postulante republicano. Anoche, en la televisión pública argentina, al ver momentáneamente a Trump «arriba» en los números, los periodistas lamentaban el resultado parcial. “Estados Unidos eligió la no tolerancia”, sollozaba un cronista afín al oficialismo.
Sin embargo, y aunque a Trump se lo cuestione por “aislacionista”, lo cierto es que en los últimos años la relación entre la Casa Blanca y la Rosada fueron más fecundos que durante los años de Obama, cuando Biden era vicepresidente. El “relato” definitivamente no es patrimonio exclusivo argentino. La última gestión demócrata ha mostrado números más cuestionables que la actual presidencia, por ejemplo, con respecto a las deportaciones de inmigrantes en situación irregular. Pero el aparato propagandístico masivo y poderoso señala con el dedo acusador a Trump.
La poca atención de la dupla Obama-Biden con relación a Argentina y América Latina no son el único factor a tener en cuenta. El pragmatismo que ha mostrado Trump, que hasta abrió negociaciones con Corea del Norte, resulta más que conveniente para el país, incluso para el peronismo. Mejor dicho, sobre todo para el peronismo.
En definitiva, el aparato comunicacional del Frente de Todos puede festejar un triunfo de Biden o lamentar un nuevo mandato de Trump. Pero Alberto Fernández sabe, más allá de la retórica, que le conviene la reelección del actual mandatario.
P.P.