Acuerdo con China: ¿hay riesgo sanitario y ambiental en la producción porcina?

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La Argentina estaría por cerrar un acuerdo comercial con la República Popular China para que en el territorio nacional se instalen una veintena de granjas destinadas a la producción porcina. La médica veterinaria Gabriela Chileski, Magíster en Salud y Producción Porcina y Docente del Hospital Escuela de Grandes Animales de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE, brinda su opinión sobre los puntos a tener en cuenta en el proyecto desde lo sanitario y ambiental.

China buscaría recuperar en granjas instaladas en la Argentina su stock de carne porcina. La iniciativa oriental se ve respaldada por la situación económica mundial. La opción de llevar adelante el proyecto en el Brasil tiene como principal impedimento el costo de producción.


Jorge Neme, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería informaba días atrás en reunión con productores, que el proyecto total representa una inversión del orden de los 3500 millones de dólares que permitirían generar 9500 puestos de trabajo directos y hasta 42.000 empleos indirectos.


Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Ente Ríos, Salta y Corrientes aparecen como posible base de operaciones de las granjas a instalarse, y en dónde se pretendería alcanzar para el 2026 –según el acuerdo- 1.800.000 toneladas de carne para China.


En todo compromiso comercial generalmente se pone por delante los beneficios y se suelen pasar por alto las consecuencias o lo que se pierde. No son pocos los que al saber las intenciones del gobierno nacional por avanzar en este acuerdo, salieron a cuestionarlo argumentando aspectos ambientales y sanitarios. En ese abanico de riesgos se mencionan, desde generar condiciones para la propagación de patógenos hasta la aparición de nuevas enfermedades infecciosas.


La médica veterinaria Gabriela Chileski es Especialista en Producción y Sanidad Porcina, Magíster en Salud y Producción Porcina y Docente del Hospital Escuela Veterinario de Grandes Animales de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE.


Consultada desde el Departamento de Comunicación Institucional del Rectorado de la UNNE, la profesional brindó su opinión sobre las objeciones al proyecto desde lo sanitario y ambiental.
Para Chileski no resulta correcta la afirmación de que un sistema de producción industrial de carne con características de factorías (cómo sería el caso de la producción de carnes de cerdo que encararía Argentina) es el caldo de cultivo ideal para la propagación de patógenos y la aparición de nuevas enfermedades infecciosas. Y opinó que existe mucha información circulando a raíz de este anuncio, de la cual, hay información incorrecta que es bueno aclarar.


“Pensar que el cerdo es una fuente de enfermedades es erróneo, ya que cada una de esas granjas trabaja bajo estrictas normas de bioseguridad, y yo creo que si se respetan esas normas se puede producir cerdos de forma segura” remarcó.


Consideró que hay una gran confusión entre lo que es un proyecto productivo con los riesgos de la salud humana.
“Se habla sobre la posibilidad de que la carne de cerdo termine siendo un transmisor de antibióticos, y que cuando una persona lo consuma termine causando resistencia. Es algo muy alejado de la realidad”.


En ese sentido, explicó que en producción porcina se está trabajando en lo últimos tiempos en la reducción en el uso de antibióticos. “Se lo utiliza de manera eventual, bajo las normativas del Senasa y con prescripción del médico veterinario de la granja”. Como alternativas se utilizan probióticos, prebióticos, acidificantes y la estimulación del sistema inmunitario, “contando además con que cada animal que va a faena cuenta con un periodo de restricción previo para que no quede ningún residuo de antibiótico en la carne”.


Para la especialista de la UNNE si estuviera asesorando la puesta en práctica de este proyecto, habría ciertos cuidados que remarcaría para evitar impactos en el ambiente y en la salud humana, pero confia que estos emprendimientos manejan un sistema de bioseguridad muy estricto. De todas maneras y para extremar controles, sugeriría trabajar con sistemas de certificación que verifiquen que los procesos se están llevando a cabo de forma correcta.


“La producción porcina se basa en la prevención, y eso pasa por la bioseguridad” expresó.
En referencia a si existe riesgo de impacto ambiental en cuanto a un crecimiento muy marcado de la producción como generaría un acuerdo con China, manifestó que la producción porcina genera efluentes, los cuales al ser mal utilizados son nocivos para el medio ambiente, pero existen legislaciones nacionales, provinciales y municipales que regulan su tratamiento.


La producción de cada una de estas nuevas granjas tendrá un tratamiento controlado de estos efluentes. Con la utilización de plantas de biogás, las heces mediante producción anaeróbica producirán el gas metano con el que se generará energía eléctrica para abastecer los establecimientos y también, eventualmente, a la energía eléctrica pública.


A su vez, hay un proceso de separación de desechos sólidos que son utilizados como fertilizantes. En cualquier granja de cerdos, los efluentes son utilizados como fertilizantes orgánicos resultando útiles para la reposición de nutrientes en el suelo.

MODELO PRODUCTIVO


Ante la consulta de si, en base a lo que se conoce, se estaría frente a otro capítulo del modelo extractivista similar al de la soja, señaló que “no es cierto que se va a desmontar para generar granos, al contrario, se van a utilizar más los granos que ya se están produciendo en el país, que ronda en los 130 millones de toneladas, los cuales están prácticamente subutilizados, ya que Argentina vende granos, aceites o fuentes proteicas y no los transforma en valor agregado”.


Agregó que actualmente en Argentina el sector porcino consume el 3% de la producción total de maíz y el 1% de la producción de soja. Con la puesta del proyecto, se consumirá el 6% del maíz y el 2% de la soja que se produce en el país.


En relación a la medida en que un crecimiento productivo en gran nivel pueda generar un impacto en desmedro de pequeños y medianos productores de cerdos, la especialista de la UNNE argumentó en esa línea que Argentina tiene por delante un trabajo importante para mejorar el consumo interno, que actualmente está alrededor de los 16 kg por habitante.


El proyecto plantea que todo lo que se produzca será para el mercado de exportación, no será destinado al consumo interno, por lo tanto la producción nacional de cerdo no se debería ver afectada, si bien hay mucha incertidumbre sobre cómo va a poder convivir la producción nacional con este proyecto.


“Creo que se debería debatir y establecer una ley en la que quede claro que todo lo que se produce va a China y no al mercado interno, ya que si esto no se cumple si perjudicaría a los pequeños y medianos productores. Incluso se podría pensar la forma de cómo el mercado de exportación se pueda acoplar a esta producción que va para China y de esa forma aumentar la exportación nacional de carne de cerdo” destacó.


Para la magíster Chilesky, es posible asegurar el bienestar animal si se instalan sistemas tan intensivos como lo proyectado.
“Hoy en día, a nivel mundial se legisla a favor del bienestar animal, y la producción porcina no está fuera de esas legislaciones. En el mundo entero e incluso en Argentina, las nuevas granjas de cerdos ya han eliminado las jaulas de gestación llevando a cabo gestaciones grupales. Se trabaja sobre dar más libertad en el momento de la lactancia a la cerda y proporcionar más espacio al animal, y se han eliminado actividades cruentas como las castraciones quirúrgicas y el descolmillado” comentó.

ACTUALIDAD PRODUCTIVA
La docente-investigadora de la UNNE se refirió además a la actualidad de la producción porcina en Argentina y el NEA en cuanto a productores, cantidad de cabezas, establecimientos, rendimientos productivos, aplicación de tecnologías, capacidad productiva, mano de obra, entre otros indicadores.


Detalló que la producción porcina nacional ha crecido abruptamente desde hace 20 años. Argentina cuenta, según Senasa 2018, con 19.770 establecimientos, de los cuales los productores que cuentan con entre 10 y 300 cerdas corresponden al 98.9% y tienen en su poder el 73,4% de las madres existentes; y los demás medianos y grandes productores serían el 1,1% y tendrían 26,4% de las madres.


“Estos números demuestran que la Argentina tiene una gran cantidad de pequeños y medianos productores distribuidos a nivel nacional” expresó.
A nivel global se generan 110 millones de toneladas de carne de cerdo, y se comercializan 8 millones. De ese total, Argentina representa tan sólo el 0,5%.


La producción nacional fue creciendo desde el 2005 hasta llegar en 2019 a 629.000 toneladas, viéndose favorecida por el sistema de tipificación de res, mejoras en la alimentación animal que mejoró la calidad de la res y de la carne, y también por los distintos programas de difusión que dieron cuenta de las bondades de la carne de cerdo avaladas por los profesionales de la salud humana, la apertura de carnicerías exclusivas de cerdo, así como por el aumento de precio de la carne vacuna en el 2008.


La faena en el mes de Julio de este año llegó a las 4.029.508 cabezas, aumentando 110.946 cabezas en comparación al mismo período del año 2019, en tanto el consumo interno se encuentra entre 14 a 16 kg/habitante/año.


Señaló que las importaciones a Junio del presente año disminuyeron 51% en comparación a Junio de 2019, lo cual es bueno para el sector ya que ayuda a descomprimir el mercado interno, evitando la sobreoferta.


En cuanto a la exportación, aumentaron un 56% a Junio del 2020 en comparación con el mismo período del año 2019, llegando a un total de 17.700 toneladas. El aumento de la faena, el incremento en el consumo, la baja de las importaciones y el aumento de las exportaciones, hacen pensar que el segundo semestre podría a llegar a ser más positivo para el sector.


Por último, se explayó respecto a la medida en la que el sistema productivo de las provincias de la región estaría preparado para adaptarse al nuevo proyecto con China de concretarse.Mencionó que el proyecto, en vías de acuerdo, propone en los próximos 4 -6 años la instalación de alrededor de 25 granjas de 12.000 madres, que producirían 900.000 toneladas de carne.
Para producir cerdos se necesita disponibilidad de granos (maíz y soja) que representan el 70% del costo de producción.


En cuanto a superficie disponible, Argentina tiene actualmente 2-3 cerdos por km2 en comparación con países de la Unión Europea que están el alrededor de 70 cerdos por km2; cuenta con un clima adecuado y un estatus sanitario de excelencia, ya que Argentina tiene uno de los mejores estatus sanitarios del mundo y no tiene enfermedades que a nivel mundial si se encuentran, lo cual hace que China opte por la Argentina como un posible productor de carne porcina.


“A esto hay que sumar los recursos humanos y la capacidad intelectual que tenemos, y por lo tanto creo que es una excelente oportunidad de hacerlo bien” indicó.


Sin embargo, consideró que el gobierno nacional junto con entidades oficiales nacionales y provinciales, asociaciones de productores, colegios profesionales, universidades debería trabajar para adecuar su legislación para el desarrollo de normativas ambientales que contemplen las necesidades de estos establecimientos, para poder llevar adelante una producción sustentable, creo que esto daría mayor seguridad jurídica a este proyecto evitando caer en vacíos legales.