La cuarentena los retiene hace meses en San Luis del Palmar, donde debieron reinventarse para subsistir. Destacan la amabilidad de los vecinos de la zona.
La cuarentena tomó por sorpresa a muchos sectores, pero en algunas situaciones el inicio del aislamiento social obligatorio en marzo significó que emprendimientos itinerantes y trabajadores queden varados lejos de su tierra, impidiéndoles seguir camino. Este es el caso del circo Varekay, que llegó a San Luis del Palmar justo cuando comenzaron las restricciones por la pandemia del covid-19.
Desde entonces, impedidos de realizar las habituales funciones, buscan alternativas de subsistencia mientras aguardan el momento de volver a sus actividades normales de entretenimiento.
Entre las opciones que manejaron, ganó terreno la puesta en marcha de una feria, en la cual comercializan algunos productos de acuerdo a las habilidades de cada uno. De esta manera, venden elementos de carpintería, postres y artesanías. Esto les permite mantenerse a pesar de no poder abrir la carpa ni seguir camino.
Entre los planes estaba el de llegar a Corrientes Capital, pero el itinerario quedó trunco por las restricciones sanitarias y la prohibición de eventos masivos que sigue vigente en todo el país, a pesar del cambio de fase en la provincia.
Martín Dresdner -uno de los miembros del circo- contó que “trabajamos acá tres días y tuvimos que cerrar las puertas, y así perdimos el único ingreso que tienen las 40 personas que forman parte”.
“Extrañamos que llegue la hora de
la función y estar preparados”
MARTÍN DRESDNER
CIRCO VAREKAY
En este sentido, expresó que “tuvimos que reinventarnos, cada uno empezó a hacer lo que sabe”. Dresdner comentó que “descubrimos trapecistas y bailarinas que son excelentes pasteleras o artesanas”.
Según señalaron, lo más duro de este momento es haber abandonado el escenario. “Nuestra intención es hacer disfrutar a las familias, desde el más chico al más grande; extrañamos que llegue la hora de la función y estar preparados con el maquillaje, las luces y todo el brillo”, sostuvo Dresdner sobre la realidad del circo.
De esta manera, más allá de las dificultades económicas que les representa no poder hacer las funciones, expresan que la magia de su trabajo y el estar en contacto con el público es lo más difícil que les toca atravesar hace varios meses, sin saber además cuándo podrán volver a retomar su actividad.
Gratitud
A pesar de la complicada realidad que hoy viven, los miembros del circo Varekay aseguran estar en un buen lugar. San Luis del Palmar fue la localidad que, tal vez por azar, les tocó para quedarse, haciéndoles pasar por una situación inédita de estar muchos meses en un mismo sitio, sin trasladarse.
En este sentido, Dresdner dijo que “tenemos solo palabras de agradecimiento para los vecinos de este lugar, nos tendieron una mano y nos ayudaron”. Asimismo, destacó que “todo San Luis no ha hecho sentir como en nuestra casa”.