Tenía 79 años y falleció ayer en su casa, en la capital provincial. Sus restos serán velados hasta hoy, a las 10, para después ser homenajeados en las escalinatas del Teatro Juan de Vera. Artistas del NEA manifestaron su dolor.
Fue actor, diseñador, coreógrafo y director, nacido en Córdoba, pero correntino por adopción. Y sin dudas, un hombre con un gran conocimiento sobre las artes escénicas y de un amplio bagaje cultural. Más allá de estas virtudes, siempre será recordado como el Maestro por todos y cada uno de aquellos que fueron dirigidos por él o tuvieron la oportunidad de llevar adelante un proyecto cultural. Murió ayer a los 79 años, en la capital correntina.
Dante Cena supo ganarse un lugar en la cultura correntina y de la región sobre la base del trabajo continuo, silencioso y, ante todo, anteponiendo al ser humano antes que al actor, bailarín, comparsero, y demás.
En una extensa entrevista concedida en el verano de 2019 a radio Sudamericana, tuvo la oportunidad de compartir parte de su dilatada experiencia, conocimientos y demás, cuando empezó a trabajar con algunas de las comparsas de la provincia de Corrientes como las capitalinas Copacabana y Ará Berá, además de Yasí Berá, de Esquina, por ejemplo.
Fue sin dudas un pionero al pensar y desarrollar un concepto estético en cuanto a puesta en escena –en el corsódromo– para las agrupaciones carnavaleras. Es que Dante, allá por las décadas del 70 y 80 desarrolló estas actividades junto con Carlos Ramos, gran diseñador de trajes de comparsa.
También hicieron lo propio para diferentes obras teatrales que se representaron en la provincia y la región. “Ellos conformaron una dupla talentosa y muy bien cotizada, debido a los conceptos bajo los cuales trabajaban, además del compromiso y responsabilidad que poseían”, explicó hace semanas atrás a este medio la directora de Planificación y Gestión Artística de la Comuna capitalina, Ana Laredo, en el marco de una muestra de trajes diseñados por Ramos realizada en la Sala Adolfo Mors.
“El carnaval tiene purpurina, tiene champán, burbujitas, sonrisas, tiene cosas de empatía. Si no existe ese ingrediente, más vale dormí y despertate mañana con otra idea”, decía a todo aquel que quería escuchar.
Además de apreciar las ganas de bailar y brillar de los comparseros, Dante consideraba que los diseños de los trajes debían ser lujosos pero que no maltrataran el cuerpo de los pasistas. “He visto trajes que eran unos mamotretos. Las bailarinas terminaban hechas una sola llaga. Eso simplemente es lamentable”, repetía.
El paso por las tablas
Con años de experiencia en las tablas, era recordado por su brillante actuación en la obra Mateo, además de haber participado en el filme nacional Quebracho. Integró jurados y dictó cursos de teatro en el interior de la provincia. “El cigarrillo y el café en largas noches de diseños después te pasan factura”, había comentado años atrás.
“En la dramaturgia hay una regla de oro que es el precedente. Si no hay precedente en el teatro clásico, no existe la obra. En otros formatos, siempre debe haber una razón de ser para que sucedan los hechos. Debe haber una buena dramaturgia”, dijo en la entrevista de febrero de 2019, en radio Sudamericana.
Por otra parte, en 2016, se creó la Biblioteca Teatral “Dante Cena” en el Teatro de la Ciudad, como una forma de homenajearlo por su gran aporte. Allí, se ofrecen más de 500 títulos de libros de las diferentes áreas vinculadas al teatro. El 90 % de la biblioteca teatral fue donada a la sala del grupo de sus amores, que lo tuvo como fundador y director por muchos años: La Trastienda.
Siempre abrigó el anhelo de volver a su provincia natal: “Ya voy a volver a Córdoba, allí me olvido de todas mis ñañas”. No lo pudo cumplir, es que Corrientes tiene payé y la lunita del Taragüí, que también lo vio brillar, quiso que su último suspiro lo encontrara en el terruño que lo adoptó y que él también adoptó.
Ayer, una vez que la noticia corrió como reguero de pólvora por las redes sociales, se sucedieron las publicaciones en las que se expresaban las muestras de dolor y se reconocía su gran aporte para las expresiones artísticas. El pesar también se extendió a la región.
Sus restos serán velados hasta las 10 en La Rioja 542, sala B. De allí serán llevados hasta el Teatro Vera (ver recuadro) para un homenaje y luego serán cremados.
Tributo en las escalinatas del Vera
Hoy, a las 10, en las escalinatas del Teatro Vera, el Gobierno provincial realizará un homenaje al reconocido coreógrafo, actor y director de teatro Dante Cena, quien falleció ayer a los 79 años.
El coliseo correntino es un lugar emblemático que vio crecer al maestro durante muchos años, por lo que se consideró pertinente realizar allí un último saludo. “Despedimos con mucho pesar al querido Dante Cena, eslabón clave de la cultura de la región”, dijo el presidente del Instituto de Cultura de la Provincia, Gabriel Romero, quien invitó al homenaje de quien fue un hombre de teatro muy prestigioso y premiado en varias oportunidades.
Sin embargo, es por su valiosa trayectoria en los carnavales correntinos que será recordado, como coreógrafo de Copacabana, junto a José Ramírez, y de Ará Berá.
Il Dante
Por Daniel Collinet
La escena ya no será la misma. Dirán no sin cierta razón, que hace rato ha cambiado. Pero los que tuvimos el privilegio de ver lo que otros no llegaron a apreciar, sabemos que siempre existirá en la retina y en la memoria algo de qué prenderse, para comparar y aprender. Porque nada es sin esencia. Y eso no es algo que se adquiera en cualquier mercado de morondanga, que solo persigue éxitos efímeros.
Lo bueno queda, siempre. A pesar de que andamos turbulentos y tentados por la bonita figura líquida que premia el aplauso fácil y se olvida de los que hicieron un esfuerzo enorme por construir. Con talento. Con magia. Con inventiva.
Tenemos la maldita costumbre de intentar ser sin recordar quiénes fuimos. Así en la vida como en el arte. Que son lo mismo. Porque no hay una sin el otro.
Padecemos dormidos los efectos de un tiempo que quiere quitarle valor a lo que valió y vale. Y vale la pena recuperarlo. Antes que aquellos que siempre hicieron y siempre supieron, se cansen y se manden a mudar, forever, todos juntos. Ahí ya no habrá cómo ni con qué.
Por alguna razón irracional, recién cuando los que genialmente estuvieron se despiden, tomamos conciencia de legados reconocidos y no tanto. Y sentimos que el alma sufre aunque sea un cachito, por esas idas que se darán tarde o temprano, pero que nadie espera.
El ciclo, como el espectáculo, continúa mientras esos héroes cotidianos, se encierran entre cuatro llaves y pasan, quizás sin querer, a quedar olvidados. Salvo cuando llega el día en que ya no habrá vuelta y entonces es como un rayo que a todos nos parte la memoria y el sentimiento aflora.
Fin de obra en este mundo. Se baja el telón. El arte quedó helado. Y Momo empieza a sentir que ya no será el mismo. Si esto sigue así, será más negocio quizás, trasladar arriba el brillo pagano.
Es que esos que entienden como viene la mano levantaron la suya para despedirse. Cómo hoy lo hace el maestro.
Que atraviesa cielos e infiernos de esta parte para encontrar en alguno otro sitio su razón divina. Buen viaje, Dante. Hasta el fin de los días.