La mamá de Gabino Ruiz Díaz fue hasta el cementerio de Darwin para honrar a su hijo. El joven se despidió de su familia y de su pago sanroqueño hace 38 años para ir a combate y nunca más volvió.
Fue mucho lo que tuvo que esperar para cumplir su más caro anhelo: despedir a su Negrito frente a una cruz, allá en el cementerio de Darwin, en las islas Malvinas, donde fueron sepultados los cuerpos de una gran cantidad de jóvenes soldados en 1982. Se trata de Elma Pelozo, la mamá de Gabino Ruiz Díaz. Ella nunca pudo honrar a su hijo en la tumba que hace poco tiempo fue identificada.
Entre otros impedimentos, se cuentan los graves problemas de salud que la dejaron en silla de ruedas. Para que ella, quien vive en el municipio de Pando, departamento de San Roque, es el resultado de una campaña iniciada por la Fundación “No me olvides”, que buscó y logró que Elma, de 80 años, llegara hasta aquel frío territorio en un avión sanitario.
“Si Dios me levanta en este lugar, mami, si ya no regreso, no llore por mí porque estoy luchando por la Patria”, escribió el joven Gabino cuando estaba en suelo austral. Entonces ella, para sus adentros pensó: “Cambacito sabe que no va a volver”.
“Siento orgullo, mami. Yo juré por nuestra bandera y tengo que cumplir. Si Jesús luchó por nosotros y nos liberó, yo lo haré por mi Patria”, relató la mujer sobre lo escrito por su hijo, en una entrevista concedida a la periodista Gaby Cociffi, de Infobae, y un puntal fundamental en la lucha de la Fundación “No me olvides”.
La última vez que lo vio fue el 10 de marzo del 82 cuando fue a despedirse de los hermanos, hablar con su padre y darle un beso lleno de amor a ella, quien recordó que en ese “entonces éramos una familia feliz”, suspira. Casi 38 años después, esa familia ya no es la misma. Su marido, don Gabino, murió.
Cuando la guerra terminó, los soldados volvieron al continente, pero Cambacito no regresó. Lo identificaron como desaparecido en acción. A partir de ese momento, Elma inició una larga peregrinación para poder despedir a su amado hijo.
Idelina, hermana del excombatiente Gabino Ruiz Díaz, contó la conmovedora historia de su madre y su lucha para que identifiquen los cuerpos de los caídos en Malvinas.
“Nuestra madre está ahora visitando la tumba de su hijo, nuestro hermano, en las islas Malvinas y estamos muy contentos por ella”, contó y dijo que son siete hermanos “que le damos aliento”.
Comentó que Elma tiene 80 años y está en silla de ruedas porque le amputaron las dos piernas “pero aún, así, nunca dejó de luchar”.
Anoche, al cierre de esta edición, Elma y quienes la acompañaron llegaron de regreso a la capital provincial, después de visitar a su hijo y depositar una flor en su tumba.
En 2017, los restos de Gabino fueron identificados gracias al Plan Proyecto Humanitario, luego de un acuerdo entre la Argentina y el Reino Unido. Con el trabajo de la Cruz Roja Internacional y del Equipo Argentino de Antropología Forense se supo finalmente que Gabino descansa en la parcela A, fila 2, tumba 15.
Todos por Elma
El pedido de esa madre fue el puntapié inicial que concluyó en el Plan Proyecto Humanitario. Fue la aguja que comenzó a tejer esta historia que terminó con 115 soldados identificados, hasta hoy.
Los familiares de estos soldados realizaron dos vuelos históricos a las islas, en 2018 y 2019, pero Elma no pudo viajar porque su diabetes se había agravado y tuvieron que amputarle las piernas. Roberto Curilovic, director de Desarrollo de Nuevos Negocios de AA2000, veterano de guerra y fundamental en la organización de estos vuelos, ofreció siempre un lugar para ella, pero los médicos no aconsejaron que hiciera la travesía.
Elma Pelozo y el veterano Julio Aro, impulsor de la identificación de los caídos y quien encabezó la campaña para que esta madre pueda visitar la tumba de su hijo por primera vez desde que fue identificada, tuvieron que conseguir un avión sanitario por su tema de salud.
El Ejército Argentino facilitó un helicóptero, que la trajo de Pando al aeropuerto de Corrientes. Y desde acá se organizó el vuelo, el cual estuvo a cargo de la compañía Royal Class.
“Necesitamos dinero para cubrir esos gastos y todos los costos en las Islas. Muchas fundaciones nos están ayudando y todo aporte –sea difundiendo la historia, sea con un peso– es importante. Estamos muy agradecidos y solo queremos que Elma pueda visitar la tumba de su hijo”, dijo en su momento Julio Aro, cuando arrancaron la campaña.