Galit Ronen: el “ganar-ganar” y la hora de ir a los bifes

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Llegó a la provincia el domingo, invitada por el Gobierno para conocer los carnavales y el Iberá, en un feriado largo que es el primero que puede tomarse desde que llegó al país. Sin embargo, su agenda fue intensa. En una entrevista aseguró que los negocios, el turismo, la tecnología y el emprendedorismo son ventanas “interesantes” para estrechar la cooperación. Además anticipó que invitará a Valdés a visitar Israel.

Galit Ronen tiene apenas cinco meses como embajadora de Israel en Argentina, pero su actividad no para. Desde que llegó, sucedieron las PASO, luego las elecciones nacionales y el cambio de Gobierno, también las elecciones en Israel, acompañó al presidente argentino Alberto Fernández en una visita a ese país en enero, y ha mantenido reuniones con empresarios, dirigentes y funcionarios de distintos ámbitos. Solo en el último mes, se reunió con el ministro de Defensa, Agustín Rossi; el ministro del Interior, Wado de Pedro; asistió a varios partidos de fútbol invitada por el presidente de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, y compartió encuentros con funcionarios de la ciudad de Buenos Aires.  También estuvo en Tucumán por un día, se reunió con el ministro de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza; colaboró con el Servicio de Emergencia de la ciudad de Buenos Aires (SAME), se reunió con el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, y finalmente llegó el feriado de Carnaval. 
Estos días en Corrientes resultaron ser los primeros cinco sin agenda oficial “cerrada” de Ronen. Y sin embargo, fueron también intensos. Antes de volver a Buenos Aires, Ronen visitó ayer a la comunidad judía local. En una entrevista exclusiva, con un castellano aceitado pero con fuerte impronta del hebreo y algunos furcios de los cuales ella misma se ríe, aseguró que “a Israel le interesa estrechar lazos de cooperación, pero luego de los contactos hay que ponerse a trabajar”.


—Es la segunda provincia argentina que conoce. ¿Hubo algo que la haya sorprendido en especial?
—El Carnaval fue impresionante. Esa fue la excusa de la invitación, pero lo viví muy lindo. De Iberá no sabía nada. Me sorprendió mucho. Creo que hay un potencial enorme para los turistas israelíes y del mundo. Es algo único. Tampoco conocía la cultura, en especial el chamamé me gustó mucho. El gobernador invitó a algunos artistas a su casa, y estuvimos ahí como por cinco horas en una cena. Fue excelente, con muchos de los funcionarios del Gobierno. No llegué a hablar con todos, porque era una mesa grande, como de 20 personas, pero el intercambio fue muy interesante.
—¿Le gustó el chamamé?
—Sí, mucho. Me encanta representar a mi país, pero también me interesa mucho conocer las tradiciones del lugar donde estoy. No es lo mismo verlo desde Buenos Aires. La gente aquí es más tranquila, muy amable. La comida es también diferente. El tema es que desde los 11 años soy vegetariana, así que no comí carne, que es su especialidad. Pero la carne no entra en mi casa, cuando hago cosas oficiales lo hago con salmón.
—¿Qué comió en Iberá?
—Hicieron pasta muy rica para mí. También sopa paraguaya y chipá. Me gustó mucho. Todo fue muy mágico, increíble.
—Como bióloga, ¿conocías experiencias similares de conservación como en el Iberá?
—Hace años que dejé de ser bióloga, además mi campo era la microbiología, que no tiene que ver con esto. No conocía algo similar. Creo que es impresionante. 
—¿Pueden tenderse puentes desde experiencias israelíes como Ein Gedi (un oasis en el desierto que es reserva) o desde el fomento al ecoturismo? 
—El asunto es que venga la gente a conocer Corrientes, que le sirva a la gente. Creo que es muy interesante la variedad que tienen, es la “humildad” –y luego se corrige: humedal– más grande del mundo. Es como un secreto, no se sabe de esto.  Tiene lugar para todos: desde estancias de cinco estrellas hasta hosteles.  Estoy buscando estrechar los vínculos entre los países y con las provincias y oportunidades de cooperación. Y el turismo podría ser uno fuerte. En ese ámbito de los negocios, todos los intercambios son ganar-ganar.
—¿En cuáles otros puntos encuentra potencial de cooperación?
—En el campo comercial. Tienen mucha más ganadería que gente aquí, y nosotros tenemos tecnología que puede ayudar a llegar a mejor calidad, mejorar lo que ya tienen. 
—Hubo una experiencia anterior en los 90, cuando científicos israelíes vinieron a Corrientes a introducir tecnología de riego que ahora se utiliza acá en horticultura y en citricultura. ¿Qué experiencias nuevas se podrían implementar?
—Sí, en esa oportunidad fue con la Universidad del Neguev (ubicada en el sur del país, en el desierto del Neguev), si no estoy equivocada.  El asunto es que a ustedes no les faltaba agua. Tenemos que buscar cosas que sean una necesidad, cosas nuevas. 


—¿Y cuáles despiertan el interés del gobierno hasta ahora?
—El ecosistema innovador israelí, conocer la manera en que creamos este ecosistema que todo el mundo quiere ser un emprendedor. Ahí va al tema de la educación, de inversión gubernamental. Sería interesante explorar en ese campo, como en el comercial, para el bienestar de los correntinos y de los israelíes. El comercio es de interés de todos: cuando mejora el comercio entre los países, mejoran las relaciones. Y a mí me mandaron a mejorar las relaciones.
—¿Sentís que es un trabajo difícil, que hay que reconstruir mucho?
—No. Creo que hay una relación muy buena. Esto también tiene que ver con los 80.000 argentinos que viven en Israel. 
—¿No hubo algún deterioro en las relaciones bilaterales a partir del atentado a la Embajada, el de la AMIA, el memorándum con Irán, la posterior muerte del fiscal (Alberto) Nisman?
—Sí, pero hubo cambios también. Por un lado, estamos todavía esperando que haya justicia sobre los atentados. Pero por otro, hasta Cristina (Fernández de Kirchner), en su libro Sinceramente, dijo que el acuerdo con Irán era un error. Entonces, claro, Argentina ahora entiende que no fue la mejor forma de hacer las cosas. Y también Hezbollah está en la lista de terrorismo, y va a quedar, lo dijo [el canciller Felipe] Solá en sus palabras. Eso influye a fortalecer vínculos.
—¿Pensó Israel en algún momento en retirar sus relaciones?
—No, al revés. Estábamos peor y ahora está mejorando. Argentina es un país muy importante, con una colectividad (judía) muy grande, el otro líder junto con Brasil dentro de Latinoamérica. Trabajamos para llegar a la justicia. Pero creo que hay entendimiento, con la importancia que tiene.
—¿Por qué eligió venir a Argentina desde Uruguay?
—Estuve solo un año en Uruguay, que tiene 3 millones de habitantes. Argentina tiene 44 millones. El desafío es mucho más grande. Para Israel, Argentina está entre las 10 embajadas más importantes en el mundo. Cuando me ofrecieron, dije que sí. No necesité pensarlo mucho. 
—¿Dónde está su casa?
—Es una buena pregunta: no lo sé. Nací en un kibutz, tengo mi apartamento en Givataim (área metropolitana de Tel Aviv). Mis padres viven en Jerusalén, donde trabajo también. Y ahora vivo aquí. Así que cuando digo que me voy a casa, podría ser cualquiera de estas. Antes de Uruguay estuve en Israel, antes en Viena, mi primera misión fue en Perú, en el año 96 hasta el 98. Ahí aprendí castellano. No volví a Latinoamérica hasta 2018, cuando llegue a Uruguay. Por 20 años.
—¿Fue difícil aprender castellano?
—No tanto. Llegué a Perú casi sin castellano, yo soy israelí, no tengo familiares de Latinoamérica sino de Europa. En un mes pude hablar. No tan bueno como ahora, pero pude hablar y la gente entender lo que decía. 
—¿Creés que al nuevo Gobierno (nacional) puede interesarle la forma israelí para resolver la inflación?
—Sí. Yo lo ofrezco y hablo de eso en cualquier visita oficial que me toca. Ustedes tienen 55% de inflación, nosotros tuvimos 450% de inflación en los años 80. Tuvimos una crisis enorme, pero cuando salimos no volvimos. Aquí cada 10 años más o menos tienen un mismo ciclo. ¿Por qué no salen de ahí? El que hizo el programa que sacó a Israel de este ciclo es un argentino que se llama Trajtemberg. Y yo les ofrecí aprender de nuestra experiencia. Depende de ellos. Nosotros estamos listos para apoyar, ayudar, compartir y aprender juntos, cuando sea el momento.
—¿Acompañó al presidente Alberto Fernández a Israel en su visita en enero?
—Lo acompañé todo el tiempo. Le interesó todo lo que Israel tiene en el campo de alta tecnología. En eso estamos, haciendo un seguimiento de las cosas que ahí surgieron, para que salgan cosas concretas.  Espero que ese sea también el camino en Corrientes. Antes de irme voy a tener un almuerzo con el gobernador y sus ministros. Después de esta invitación suya, voy a invitarlos también. Ya está confirmado. 
—¿Quieren ir a Israel? 
—Espero que sí.  La invitación está, y también a conocer la tecnología israelí aquí. Cuando firmaron el acuerdo con Jujuy para la producción de cannabis medicinal, nos recordamos que los invernaderos son israelíes. Ese tipo de cooperación también suma mucho. 
—¿Y cómo sigue el vínculo luego?
—Yo vengo, hago mis reuniones, después llevo toda la información a la Embajada y hay quienes se encargan de las conexiones con las colectividades, otros de la cultura, del ámbito de la producción, o de la tecnología. Y así, hay un equipo grande. Depende de la voluntad también de los argentinos. Porque es muy fácil decir: embajadora, queremos hacer esto y esto. Pero después alguien tiene que trabajar. En Israel decimos “tajles”. Aquí dicen: ir a los bifes. 

Desayuno como en casa

La embajadora de Israel en Argentina dedicó parte de su tiempo en Corrientes para una visita institucional a la comunidad judía local.
Bajo un estricto operativo de seguridad, cerca de las 10 de la mañana de ayer arribó al edificio de la Sociedad Cultural Israelita “Sholem Aleijem”, por calle San Martín, donde fue recibida por representantes de todas las instituciones judías de Corrientes, Chaco y Misiones. Entre ellos, el cónsul honorífico de ese país en Posadas, Mauricio Yankelevich, y los referentes locales de DAIA y de la Asociación Israelita Latina.


Firmó un libro de visitas y con la practicidad y sencillez que caracterizan a la idiosincrasia israelí –y que Galit lleva consigo desde su infancia en el kibutz– pasó pronto del protocolo a intercambiar opiniones sobre la situación comunitaria local. Recorrió las instalaciones, se interesó por la larga tradición de teatro de la Sociedad Cultural Israelita en Corrientes (una entidad que cumplió 100 años en 2017), insistió en valorar que los distintos organismos comunitarios estuvieran presentes, destacó la importancia que tiene para ella la educación y la juventud y recordó que en Israel viven más 80 mil judíos argentinos que emigraron a ese país, muchos de ellos correntinos.
También subrayó la importancia de la nueva página para las relaciones internacionales entre ambos países. “Fernández es el primer presidente que visita Israel en muchos años. El último fue Carlos Menem”, recordó. “Las relaciones son buenas y mi trabajo es mejorarlas aún más”, afirmó.
“Está en su casa”, remarcó a su turno Nicolás Alfici, presidente de la entidad anfitriona. “Solo basta recordarle la importancia que tiene para las comunidades del interior la visita de la representante de Israel en Argentina”, sostuvo. 
Por un lapso de casi dos horas, el encuentro fue “informal, porque esta no es una visita oficial, estamos aquí porque todos somos judíos”, aclaró. Compartió un desayuno y aprovechó para distenderse, antes de volver a su agenda con el Gobierno de la Provincia, que fue desde donde partió la invitación para visitar Corrientes. “Tenemos muchos campos desde los cuales cooperar”, aseguró.