Aunque es el predador tope, no es solo al yaguareté al que se busca recuperar. Especialistas de la fundación CLT y Rewilding Argentina ofrecerán el lunes una conferencia para repasar la evolución de los proyectos de reintroducción de unas siete especies con las que trabaja en la provincia en la actualidad. “Varias ya son autosustentables, están de regreso”, enfatizaron.
El cinco de diciembre pasado, el Parque Nacional Iberá cumplió un año. Sin embargo, hace más de diez que la fundación CLT (Conservation Land Trust) trabaja en la provincia en un intenso programa para recuperar a especies que se habían extinguido o que corrían grave riesgo de desaparecer en torno a los Esteros, su hábitat natural.
El desafío en el manejo de conservación, permitió –además de recuperar especies que ya estaban extinguidas desde hace 70 años– mejorar también la situación poblacional de otras que son de gran valor patrimonial que, sin embargo, vivían amenazadas: el tordo amarillo, el yetapá de collar, el ciervo de los pantanos, el aguará guazú y el lobito de río son algunas de las que ya exhiben vastas muestras de vida saludable y de presencia constante.
Pero, “el principal objetivo de los programas de reintroducción se orientan hacia especies que ya estaban extinguidas, algunas con más de siete décadas de desaparición, como el caso del yaguareté”, explicó Alicia Delgado, una de las biólogas de referencia dentro CLT.
Aunque acompaña y se coordina con distintas funciones dentro de las tareas de recuperar especies dentro de la fundación, Delgado es una de las biólogas que mayor experiencia posee dentro del proyecto de recuperación del oso hormiguero, y además quien recibe y acompaña a los ejemplares de las distintas especies en sus instancias de cuarenta, en el centro ecológico de San Cayetano.
“Dentro de Argentina, solo existe en Corrientes un trabajo como este, es una experiencia única para la región”, sostuvo la especialista.
Así, el lunes próximo expondrá sobre los resultados de los distintos proyectos de reintroducción, que alcanzan también al pecarí de collar, venado de las pampas, nutria gigante, guacamayo rojo y moitus, además del tapir, una especie con la que se habían logrado grandes avances pero que en la actualidad “se encuentra en suspenso, tras haber detectado la presencia de una bacteria que amenaza a la supervivencia de esta especie”, explicó Delgado.
Los “autosustentables”
Osos hormigueros, pecaríes de collar y venados son las tres especies con las que más tiempo se lleva trabajando dentro del proyecto Iberá. Y son también las que ya se consideran “autosustentables, que no requieren de tanta intervención para garantizar su superviviencia, que muestran indicadores de reproducción y presencia en el territorio, sobre todo en la zona de San Alonso y San Nicolás”, explicó Delgado.
Después de 10 años desde el inicio del proyecto en 2007, se han rescatado más de 100 osos hormigueros huérfanos de distintas provincias del norte argentino. La primera población establecida en la Reserva Rincón del Socorro a partir de la liberación de 32 ejemplares, cuenta hoy con más de 100 osos viviendo en libertad, entre ellos los hijos y nietos de los primeros osos reintroducidos.
Además, se registran osos que han dispersado desde Rincón del Socorro, ya establecidos a varios kilómetros de distancia. En 2013, se fundó una segunda población en la reserva San Alonso, con la liberación de 23 ejemplares y con el nacimiento registrado de 18 crías.
En 2018 se comenzó a fundar una tercera población en Iberá, en la reserva Carambola, con tres ejemplares liberados y se organizó el cuarto núcleo poblacional en San Nicolás, con la liberación del primer ejemplar. Como resultado, se estima que más de 150 osos hormigueros, distribuidos en cuatro núcleos, viven en el Iberá en la actualidad.
El venado de las pampas, una de las especies más amenazadas de Argentina, comenzó a reintroducirse en 2009, con 23 ejemplares trasladados desde zonas cercanas. En la actualidad la población supera los 150 ejemplares y la del Iberá es la tercera población más numerosa de Argentina, en una especie que se considera monumento natural.
En cuanto a los pecaríes, el proyecto comenzó en 2018, con ejemplares donados por instituciones de otras provincias. Ahora, unos 70 ejemplares viven en libertad y conforman unos 9 grupos familiares en torno a la reserva Rincón del Socorro, cercana a Carlos Pellegrini. Luego, se establecieron otros dos nuevos núcleos poblacionales en San Nicolás y Carambola (San Miguel y Concepción, respectivamente). De esos grupos, ya nacieron más de 10 crías.
Guacamayos
“El regreso del yaguareté a la vida en libertad es el objetivo superior de todo el proyecto, ya que el regreso del predador tope de la cadena en este ecosistema es un desafio muy grande y muy anhelado”, recordó Delgado. Es el proyecto que mayor difusión tiene, por la relevancia que implica el regreso del felino.
Pero a la par, la bióloga recordó también a otras especies, que llevaban desparecidas entre 40 años (como el moitú) o hasta 70 años (el guacamayo rojo) y que también comienzan a mostrar señales que indican buena evolución en su proceso de reintroducción.
“No es tan visible, pero la recuperación de una especie como la del guacamayo es muy compleja, requiere de mucho trabajo con los ejemplares pero también en el entorno”, remarcó. Entre esas tareas, vale recordar a la recuperación de especies de árboles, para colaborar con la factibilidad en la radicación de nidos de esta especie.
En octubre pasado, tras algunos meses de la liberación de los primeros ejemplares y que ya habían sido avistados en distintos portales de los esteros, llegó una de las mejores noticias. Por primera vez, una de las parejas de guacamayo rojo liberadas en el Portal Cambyretá –en el Parque Nacional Iberá– puso huevos en una de las cajas nido instaladas.
Nioky y Sopa se convirtieron ahora en la primer pareja en anidar y poner huevos desde que comenzó el proyecto en 2015. “Desde hace un tiempo venían defendiendo esta caja nido y hace unos días, en una visita a la caja, pudimos confirmar lo que sospechábamos: había huevos en su interior”, notificaron en octubre desde el proyecto.
No obstante, aclararon: “Tenemos presente que en esta especie las parejas primerizas no suelen sacar adelante la puesta. Aun así, y pase lo que pase con esta puesta, el proyecto está dando un paso de gigante en el retorno de la especie a Iberá y Argentina. De momento, seguimos en la cuenta regresiva esperando la eclosión de los 3 huevos”, anticiparon.
Según explicó Delgado “el proceso de incubación y cría supera los 60 días, hay que tener mucha paciencia. Los tiempos de la naturaleza no se corresponden con el entusiasmo que solemos poner nosotros en ver resultados; seguramente habrá crías volando pronto”, alentó.
Los moitúes y la nutria gigante son dos de las especies más nuevas en incorporarse al proyecto. Lo hicieron durante 2019, y están recién desembarcados en su hábitat recuperado.
“La disertación es para todos, no solo conservacionistas o científicos. Lo que pasa con cada una de estas especies es algo único, muy interesante para toda la comunidad”, destacó la bióloga al final.
El encuentro será el lunes, a las 19, en la Casa Iberá (Carlos Pellegrini 501).