Josefina, Yésica y Vanina, tres mamás que trabajan y estudian, recibieron sus diplomas en el Instituto Llano el sábado. Orgullo por tres y multiplicado por todos los integrantes de sus familias, que las acompañaron durante toda la carrera.
Ellas están felices porque “con mucho esfuerzo y ayuda de su familia” llegaron al objetivo de recibirse de agentes sanitarias y promotoras de la salud. Josefina Verón y sus hijas Vanina y Yésica Alfonso recibieron en un acto de colación realizado en el Instituto “Carmen Molina de Llano”, el título que las habilita a trabajar al servicio de los demás.
Pero más allá de que ya alcanzaron la meta, ya decidieron iniciar la licenciatura en Enfermería en el 2020. “Sabemos que no va a ser sencillo, como no fueron estos tres años que estuvimos estudiando para agente sanitario, pero ya comprobamos que, si nos organizamos, lo podemos hacer”, dijo Vanina, la menor de las hermanas, quien remarcó sentirse muy feliz por el logro.
Hace seis meses, este medio había entrevistado a esta mamá y sus hijas, quienes con mucho orgullo contaban que con el esfuerzo cotidiano estaban ganando un pedacito del título terciario, que finalmente le fuera entregado. “Para mí es una alegría y un orgullo poder estudiar esta carrera con mis hijas, más allá de que eso significa que nos tengamos que sacrificar un poco”, dijo en esa oportunidad Josefina y lo volvió a ratificar ayer.
Ella había comentado que siempre quiso estudiar y, después de tener sus cinco hijos, intentó hacerlo porque siempre le gustó. “Me gusta aprender. Terminé mi secundario cuando los chicos ya estaban grandes. Después me inscribí en dos carreras que, por cuestiones económicas, no pude terminar”, dijo. Cuando estuvo en condiciones de poder solventar su formación, estudió Operador de Gestión de PC y pudo terminar.
La primera en decidirse a estudiar para Agente Sanitario fue Vanina, porque su mamá la alentaba para inscribirse juntas y estudiar. “Pensaba que podía ser una buena carrera para ayudar a quienes lo necesiten”, recordó Josefina.
Después de que Yésica diera a luz a su hija mayor, Nazarena, también se sumó al desafío “y así, las tres comenzamos a estudiar”, agregó con orgullo.
“A nosotras nos gusta mucho la idea de poder acercar a las personas que están alejadas de los centros de salud, toda la información referida a la prevención de enfermedades, en especial a quienes son muy humildes”, comentó la mujer.
Organizarse, la clave
Tanto Vanina como Yésica, en más de una oportunidad, debieron llevar a sus pequeñas a clases. “Éramos las únicas que lo hacíamos y teníamos buenas notas. Nunca nos llevamos ninguna a rendir”, comentó la mayor de las hermanas.
En la entrevista del mes de junio, Yésica valoró el acompañamiento de su madre en su rol de abuela y compañera de estudios, como también de su suegra, quien en numerosas oportunidades cuida a su hija mayor.
La joven mamá comentó que en más de una oportunidad le preguntaron por qué hacen tantas cosas, y sobre ello, comentó que siente que no es tanto, “porque en realidad me siento una afortunada por la familia que tengo, por tener la posibilidad de estudiar y trabajar”.
Durante las prácticas profesionalizantes en el área de Maternidad del Hospital Llano realizadas a mediados de año, las noveles profesionales comprobaron que “esta carrera nos gusta y nos da la oportunidad de poner nuestros conocimientos a disposición de otras personas. A veces, podemos pensar que no, pero sí puede ser fundamental a la hora de ayudar en determinados momentos críticos”, contó Yésica.
Al hecho de ser mamás, amas de casa, debe sumársele el dato de que las tres trabajan. Josefina ayuda a su esposo en el emprendimiento de jardinería; Yésica, en la administración pública municipal; y Vanina, en una peluquería.
Por ende, las jornadas hábiles de las tres mujeres se reparten entre la atención de los niños, el hogar, sus estudios y respectivos trabajos. “Pero todo lo hacemos con gusto”, dijo Josefina.
Ellas son ejemplo de que con el objetivo claro y el compromiso se logran los sueños.
