El termómetro marcaba casi 40º y caminar por la ciudad en horas de la siesta fue una tarea difícil. No obstante, no se solicitó asistencia médica al servicio de emergencias para atender casos por las altas temperaturas.21/11/2019 02:04 hs.
“Cuando la sensación térmica empezó a ascender, pensamos que íbamos a tener muchas llamadas para atender personas descompuestas, pero, afortunadamente, eso no pasó”, dijo Marta, la operadora de turno del servicio de emergencias 107 de la Provincia.
Según comentó, en otras oportunidades con temperaturas similares, la demanda es alta. Ante la consulta sobre cuál es el rango etario más afectado por los golpes de calor que deben atender, la operadora comentó que en la actualidad no hay mayores distinciones. “Hace unos años, por ahí los más afectados era las personas mayores pero en la actualidad, tenemos pedidos de atención a personas de todas las edades”, aseguró.
Es que el calor va dejando huellas a todos por igual, en especial cuando no se toman las medidas de precaución adecuadas, en especial en días como ayer en que la sensación térmica fue de casi 42º. Esta situación se agudiza cuando las altas temperaturas son una constante por varios días, y puede provocar la pérdida de agua y sales esenciales para el organismo.
El agotamiento ocurre más frecuentemente en escenarios de humedad, lo que dificulta la pérdida de temperatura por sudor. Los médicos señalan que, en general, cuando se habla de ola de calor, significa que por lo menos durante tres días consecutivos la temperatura supera los 30 grados de máxima.
Si bien afecta a personas de cualquier edad, especialmente los niños y los ancianos son los que menos compensan la pérdida de líquido por la transpiración y la orina.
“Los grupos de riesgo más vulnerables son los menores de un año y, en el otro extremo, los mayores, especialmente aquellas personas que tengan enfermedades crónicas que puedan predisponer a este problema, como insuficiencia renal y cardíaca, pacientes que se realizan diálisis, ancianos que están internados en geriátricos”, aseguran los profesionales.
Las señales del golpe de calor varían de una persona a otra, pero suelen incluir una temperatura corporal extremadamente elevada –por encima de 39,5°–, dolores de cabeza, náuseas, mareos y piel enrojecida, caliente y seca (sin sudor). Además, el pulso y la respiración suelen ser más débiles.
Mucha gente tiene síntomas en comparación menores, como baja de presión o mareo, pero al tomar un poco de líquido y aislarlo, se compensa.
Ante una situación de emergencia se sugiere intentar bajar la temperatura corporal de la persona afectada con hielo o un baño de inmersión en agua muy fría. Sin embargo, es importante no demorar la consulta médica.
Ante estas olas de calor, se aconseja no consumir comidas pesadas y abundantes, comer alimentos como frutas, verduras, ensaladas, evitar comidas copiosas y alcohol. Y beber mucha agua.